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seguridad vial

Cada vez hay más mayores al volante

La castellonense Adoración Doménech, de 87 años, es uno de los quince mil conductores jubilados que aún se ponen al volante Son el sector más vulnerable y van en aumento

Adoración Doménech tiene 87 años y conduce desde hace más de cuarenta años. Se sacó el carné, a la primera, en 1971 y, pese a que se inició en la conducción por obligación —necesitaba el coche para ir con sus hijos a la caseta que tenían en Benicàssim—luego pasó a ser su mejor distracción. Dorín es uno de esos quince mil conductores castellonenses que tienen más de 65 años y que, según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), van en aumento. En concreto, en Castelló hay 15.092 conductores con más de 65 años que todavía son aptos para ir al volante de un automóvil. Tal como apunta el director del centro de reconocimientos médicos La Ronda de Castelló y psicólogo de los cursos de recuperación del carné, Francisco Giner, este ligero aumento se puede deber al envejecimiento, en general, de la población, la mejora de la calidad de vida y el aumento de la esperanza de vida.

«Además, la crisis económica ha afectado mucho a las familias y cada vez son menos los jóvenes que pueden sacarse el carné. Ahora ya no es como antes que a los 18 años te apuntaban a la autoescuela», añade.

Giner apunta que no hay una edad límite para dejar de conducir sino que ello depende de las aptitudes de cada persona, avaladas por los respectivos exámenes médicos. «Además, ahora son los centros los que determinan la periodicidad en la que se renueva el carné. Según la capacitación que estimen tiene el conductor, se le cita a la renovación a uno, dos, tres, cuatro o cinco años», apunta el experto. En el caso de Dorín, se renovó el carné en enero del año pasado y no será hasta enero de 2016 cuanto tenga que volver a pasar las pruebas.

Ella se siente totalmente capacitada para seguir conduciendo pero reconoce que, cada vez, coge menos el coche para no preocupar a sus hijos. «Ellos no me dicen nada pero sé que están más tranquilos si no conduzco. Ahora solo lo cojo para ir al médico o la peluquería, y nunca salgo de Castelló», relata.

La conducción se puede prolongar durante muchos años pero no siempre en las mismas condiciones. Pese a lograr la renovación del carné, en ocasiones, es necesarios restringir el uso del automóvil. Así, Giner señala que cabe la posibilidad de «adaptar» la conducción a las características de cada uno. Es decir, «le podemos restringir la conducción solo por dentro de la ciudad, hacer un máximo de kilómetros al día o, por ejemplo, solamente conducción diurna».

Giner hace mención a ciertos «vicios adquiridos» de la gente mayor que no se da tanto en los jóvenes como beber alcohol o el uso del cinturón. Además, «son muy dados a que la culpa siempre es de los jóvenes». Según el psicólogo, «la DGT ha lanzado fuertes campañas de prevención del consumo del alcohol para jóvenes, que sí están concienciados, pero no tanto para la gente mayor», añade. En cuanto a la siniestralidad, Giner apunta que sí son un sector más vulnerable y que cada vez hay más accidentes en los que hay implicado una persona mayor, aunque sigue prevaleciendo los accidentes entre la gente joven.

La historia de Dorín

Adoración Doménech, a la que todos llaman Dorín, se vio obligada a sacarse el carné en los años 70 —cuando las mujeres conductoras eran toda una excepción— para en verano poder trasladarse a Benicàssim con sus hijos sin tener que depender de su marido. Un trágico acontecimiento en su vida —el fallecimiento de uno de sus hijos— hizo que el coche se convirtiera en su mejor distracción para poder superar el luto. Desde entonces, su marido ya nunca volvería a coger un automóvil y se convertiría en la única conductora de la familia. Ahora, viuda, sigue haciendo gala de su potencial al volante y se niega a renunciar a ello, aunque modera sus viajes porque no quiere preocupar a sus hijos.

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