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Barelles rechaza el solar para la comisaría de Vila-real y sólo admite la cesión de un local

El subdelegado del Gobierno y Benlloch se reunirán en breve para solucionar los problemas de ruidos en los calabozos

El Gobierno central vuelve a descartar y tildar de «inviable» la construcción de unas nuevas dependencias en Vila-real para la Policía Nacional, según indicó ayer el subdelegado de gobierno en Castelló, David Barelles. Sin embargo, sí que están dispuestos a dar solución a este asunto si el consistorio cede el edificio. Barelles señaló ayer que así se lo trasladó al alcalde de la ciudad, José Benlloch, en la última junta local de seguridad «y todavía no hemos recibido ninguna propuesta del ayuntamiento», dijo.

Por su parte, el munícipe manifestó su «sorpresa» ante las declaraciones de Barelles y señaló que «desde subdelegación nunca se nos ha citado oficialmente para tratar este asunto aunque, por supuesto, estamos dispuestos a dialogar y a valorar todas las posibilidades», comentó. Es por esto que el alcalde solicitará «en los próximos días» una reunión con Barelles.

Puntos de vista

No obstante, por ahora las partes muestran opciones diferentes para dotar a la comisaría de un nuevo inmueble. Mientras que el Gobierno aboga por la cesión del local, el consistorio baraja la cesión del suelo. «El Ayuntamiento de Vila-real no dispone de locales en condiciones que pueda ceder para albergar estas instalaciones» y subrayó que «hace tiempo que venimos reiterando nuestra disposición a buscar y ceder terrenos al Gobierno».

Situar la nueva comisaría junto al Palau de Justícia es alguna de las opciones que se plantean desde el consistorio, pese a que no hay nada decidido. Quienes están en medio de esta situación y tienen claro que desean cambiar la ubicación son los propios agentes y también los vecinos que lindan con el ala derecha del edificio, donde están los calabozos que hasta hace algunos días impedían dormir a los residentes del número tres de la calle Comunión por el ruido que provocaban algunos detenidos al llegar a las celdas bajos los efectos del alcohol u otras sustancias.

De momento, según comentó ayer uno de los afectados, «podemos dormir bien porque no han detenido a nadie mientras duren las obras». Y es que, como avanzó este diario, a finales de este mes comenzaron las tareas de insonorización de los cuatro calabozos. Tanto los vecinos como los agentes abogan por trasladarse a unas dependencias «con mejores accesos, más modernas y apartadas del casco urbano», tal como ha indicado en varias ocasiones el inspector jefe de la comisaría, Juan Luis Cruz.

Por ahora, unos y otros han de conformarse con la remodelación de los calabozos, unos trabajos que se prevé que finalicen en los próximos días. «Los ruidos de las obras no me molestan, pero lo mejor sería que se marcharan a otro sitio lo antes posible», aseveró Manuel Jordá, presidente de la finca que está junto a la comisaría y autor varios escritos de reclamación «por las molestias que provocaban los ruidos y las patadas de los detenidos».

Tanto las reclamaciones vecinales como del cuerpo de seguridad se remontan prácticamente al principio, cuando la comisaría pasó de estar en la avenida Francisco Tárrega a donde se encuentra en la actualidad.

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