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El castillo de Montornés, la ruta oculta del Desert de les Palmes

El sendero, apto para toda la familia, conduce a uno de los rincones históricos más antiguos de la zona

El castillo de Montornés, la ruta oculta del Desert de les Palmes

Este fin de semana, Benicàssim acoge uno de los festivales de música más importantes del panorama nacional así como internacional. Son muchos los visitantes que acuden estos días al Festival Internacional de Benicàssim (FIB). Pero para aquellos vecinos y turistas que se encuentren en la localidad y quieran desconectar, encontrar un lugar más tranquilo, el Desert de les Palmes ofrece esa ansiada calma. Una de las rutas más emblemáticas del paraje natural y apta para todos los públicos es la que acerca al visitante al castillo de Montornés, una fortaleza de origen árabe del siglo X construida sobre restos de origen romano y situada a unos cuatro kilómetros de distancia de la población benicense.

La ruta que conducirá al turista a uno de los rincones históricos más antiguos de la zona no es muy larga y se puede realizar en familia. Dejando el vehículo particular en la zona de aparcamiento junto al Monasterio, los senderistas pueden iniciar el camino atravesando la vertiente de la montaña que baja al barranco de la Parreta.

La senda discurre entre un denso matorral para abrirse hacia el norte, a cuya derecha aparece una torre vigía sobre la roca caliza del Risco de Gorris y más allá, en la costa, se puede divisar la Torre Bellver, del municipio de Orpesa, desde donde se domina el territorio y el mar. En este punto, el recorrido cuenta con un mirador en el que ya se puede observar al castillo y la torre de vigilancia. Además, una de las estampas más preciosas que ofrece el Desert de les Palmes en este punto es la imagen de las playas de Benicàssim y Castelló, una de las fotos indispensables que hay que inmortalizar.

Y si el día es claro, con un poco de suerte, se puede ver a lo lejos la silueta de las Islas Columbretes. Al igual que las vistas, este mirador también ofrece unos pinos muy particulares que, además de dar buena sombra, poseen grandes piñas y largas hojas.

Tras esta parada, el camino continúa hacia el castillo y el tipo de suelo irá cambiando del suelo rojo de arenisca a la caliza de tonos grisáceos. Siguiendo las señales y junto a pinos carrasco, los senderistas se dirigirán hacia la muralla y unos metros más adelante podrán penetrar en las ruinas del castillo. El punto final del itinerario contará con un paisaje idílico que cuenta con espantalobos, albaidas, palmitos y algunos ejemplares de olivo.

Aljibes

En la segunda y última parada, el visitante llegará a uno de los dos aljibes bien conservados que posee el castillo, invento musulmán que sirvió para proveer de agua a los habitantes. Fue construido en el siglo X, en plena época de dominación musulmán del territorio. Este aljibe ha sido testigo mudo de importantes acontecimientos como el posible encuentro entre el rey Pedro I de Aragón y el invicto caballero Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, sobre el año 1094. Posteriormente volvió a caer en manos sarracenas hasta que fue conquistado por Jaume I en 1242, para pasar a manos de nobles cristianos. Una ruta con la que los visitantes podrán desconectar por unas horas, empaparse de la naturaleza así como conocer un poco de historia del municipio benicense.

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