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Fibeando, que es gerundio

Si uno piensa lo diferente que hubiese sido su vida tan sólo con desplazarse un paso a la izquierda siempre, o a la derecha, o atrás€ Da lo mismo, haber vivido siempre a un paso de distancia. Sentarse en otro pupitre en el colegio, estar en otra cola en el supermercado, en el cine, haber hecho de pie en el metro aquel trayecto en que conociste a equis o a y griega. Un paso, un solo paso de distancia hubiese cambiado tu vida de una manera que ni imaginas. Da vértigo, ¿no creen? ¿Se atreven a dar un paso hacia algún lado a partir de mañana, a desplazarse siempre y asumir las consecuencias?

Nadie es mejor que nadie, nadie es Dios, nadie es la hostia en vinagre con patatas fritas. Simplemente, alguien estuvo desplazado un paso a la izquierda, o a la derecha, o al frente, cuando tocaba y a partir de ese momento su vida fue muy distinta.

¿Qué hubiese pasado si hubiera venido al FIB desde la primera edición? Prefiero no saberlo. Lo que tengo ahora no lo cambio por nada, pero podría no tenerlo, podría no ser padre, podría no ser yo, y sólo pensarlo asusta, me asusta. Así que si tengo lo que tengo y soy quien soy por no haber venido al FIB en veintiún años, lo celebro. Pero también celebro haber venido en esta ocasión, invitado por este diario, para cubrir a mi manera el festival, y ver lo que el ojo no ve.

Ayer Damon Albarn se dejó ver por la zona VIP y acabó dando unos toques al ping-pong antes de subir al escenario a liderar Blur. De pequeño debía de jugar en los recreativos de su barrio. Vio que era malo y decidió tocar la guitarra. Pero, ¿y si hubiese sido bueno jugando al ping-pong y hubiese terminado ganando el campeonato local y montando una tienda de deportes? ¿O si su padre no le hubiese comprado aquella guitarra por Navidad? ¿O si aquella chica no le hubiese dado calabazas y por ello hubiese escrito su primera canción? ¿Y si€? ¿Y si€? ¿Y si€?

Hoy he visto a unos amigos cumplir un sueño. Con eso me quedo de este fin de semana en el FIB. Han subido ahí arriba y han hecho lo que saben hacer. Y varios cientos de amigos hemos venido a acompañarles. Con eso me quedo.

En mi primer artículo sobre este FIB 2015 hablaba de Mirja, una finlandesa que ha venido a Benicàssim a reencontrarse con Quique. Muchos me habéis preguntado durante estos días si la historia era real, si Mirja existe. Os lo voy a decir. Mirja soy yo, Mirja eres tú, Mirja es cada uno de nosotros. Ya lo sabíais, ¿verdad? Así que coged el teléfono y haced esa llamada, id a esa cita o viajad al fin del mundo, pero no esperéis a que las cosas sean fáciles u os pudriréis esperando. Todo está a un paso. Un paso es lo que diferencia un camino de otro.

Vetusta Morla suena en el escenario principal, hace un rato he visto a Mirja, la de verdad. Sonreía. Estaba sola. El día se apagaba como una vela tras las montañas. De pronto ha llegado un chico con dos cervezas y han desaparecido juntos, felices. Me la suda si era Quique o Quico. FIBeando, que es gerundio.

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