Hace más de 40 años que el pueblo saharaui resiste en los campos de refugiados ubicados en Argelia y en los territorios ocupados por Marruecos ante el silencio cómplice y la pasividad de la comunidad internacional. Tres voces que conocen bien la causa saharaui desde diferentes perspectivas explicarán en el Foro Social del Rototom Sunsplash las raíces de un conflicto que ha castrado las libertades, derechos y oportunidades de futuro de todo un pueblo.

La activista saharaui Aminatou Haidar, conocida como la «Gandhi saharaui» por su lucha pacífica en favor de los derechos humanos de su pueblo, será una de las invitadas del debate titulado «El Sáhara:40 años de espera», que se celebrará el viernes 21 de agosto. Junto a ella estarán el también activista Hassanna Aalia, a quien el Congreso de los Diputados denegó recientemente el asilo político en España, y la directora ejecutiva del Festival Internacional de Cine del Sáhara (FiSahara), la periodista María Carrión.

Nacida en 1967 en El Aaiún, con tan solo veinte años Aminatou Haidar sufrió en su propia piel las atrocidades y torturas cometidas por Marruecos tras la ocupación del Sahara, en 1975. A principios de los años 80 se incorporó al movimiento de resistencia pacífica contra los invasores y en noviembre de 1987, junto a cientos de saharauis decidió organizar una manifestación pacífica para conmemorar la llegada al territorio saharaui de la Comisión de la ONU y denunciar las violaciones de los Derechos Humanos en los territorios ocupados. Fue detenida y pasó casi cuatro años en una cárcel secreta, sin ser juzgada, con los ojos vendados y en condiciones infrahumanas, completamente aislada del mundo exterior.

Tras su liberación, en 1991, Aminatou Haidar incrementó su labor como defensora de los Derechos Humanos convirtiéndose en la embajadora internacional de la causa saharaui para dar a conocer la grave situación en la que se encuentran las personas que residen en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.

Por su parte, el joven activista Hassanna Aalia (El Aaiún, 1988) fue juzgado en rebeldía y condenado por el Tribunal Militar de Rabat a cadena perpetua por las protestas ante del desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik, hecho que desencadenó la Primavera Árabe. En febrero la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados rechazó, con los únicos votos del PP, una proposición no de ley por la que se instaba al Ministerio del Interior a que reconsiderara su decisión y aprobara la orden de asilo político.