El nuevo ejecutivo municipal de Castelló se ha llevado otra sorpresa desagradable relacionada con las cuentas heredadas de la etapa del PP. Acaba de constatar que el equipo de Alfonso Bataller gastó o comprometió antes de dejar la alcaldía más del 98 % del presupuesto destinado a los órganos de gobierno del ayuntamiento. A día de hoy, sólo hay disponibles 185 euros.
La socialista Amparo Marco prometió el cargo de alcaldesa el pasado 13 de junio. Hasta ese día, el gobierno popular hizo uso de la práctica totalidad de los 752.55o euros previstos para los gastos anuales de los órganos de gobierno, dejando apenas disponibles 13.101 euros. Un año antes, a 13 de junio de 2014, el ayuntamiento aún disponía de casi 200.000 euros, lo que demuestra que lo que ha ocurrido en el presente ejercicio, marcado por las elecciones municipales, es anómalo.
Este capítulo presupuestario incluye conceptos como el alquiler de los vehículos oficiales, las atenciones y servicio de protocolo, dietas de concejales y asesores, kilometraje, compra de diarios y, sobre todo, la publicidad institucional. Respecto a este último apartado, es significativo que en los meses previos a las elecciones el PP gastó en publicidad los 500.000 euros presupuestados para todo 2015 y otros 18.000 adicionales. El año anterior, el presupuesto para publicidad fue de 400.000 euros y a 13 de junio aún quedaban disponibles 80.000. Ello evidencia un dispendio de recursos públicos con fines electoralistas.
Por otra parte, figuran «gastos diversos» por importe de 31.000 euros relacionados con las fiestas y 81.000 euros en publicidad vinculada también a las fiestas. Estas cantidades no estaban previstas cuando se confeccionó el presupuesto municipal.
En el último mes han llegado nuevas facturas que han dejado esquilmado el capítulo de gastos de órganos de gobierno. En estos momentos apenas hay disponibles 185,72 euros para afrontar lo que queda de año. A no ser que se realice una modificación de crédito para habilitar nuevos recursos.
Fuentes municipales confirmaron su intención de revisar las facturas generadas por el anterior equipo de gobierno para comprobar en qué gastó todo ese dinero.
