Segorbe puso ayer el broche de oro a la celebración de la semana de fiestas patronales rindiendo honores a la última de sus tres patronas, la Virgen de la Cueva Santa. La lluvia que durante la noche del sábado se convirtió en la auténtica protagonista y aguó la fiesta a miles de segorbinos y visitantes que no pudieron disfrutar de las dos verbenas en el Botánico Pau dio por la mañana una tregua para la celebración de una de las fiestas más queridas y divertidas para pequeños y mayores: la tradicional Enramada.
El disparo de bombas reales junto con el volteo general de las campanas, a cargo de la asociación Amigos de las Campanas, marcó el inicio de la actividad a las siete de la mañana. A las ocho, la ofrenda de la comisión de toros a la Cueva Santa dio paso a uno de los actos más esperados, que estuvo ambientado por el característico olor a murta recién cortada que se respiraba en la calle Colón, como preludio de la celebración.
Participación
Como manda el ritual, desde primera hora de la mañana, pequeños y mayores se acercaron hasta las inmediaciones de la calle Colón, bolsa en mano, para poder guardar los más de mil kilos de caramelos, 800 típicos garrotes y multitud de juguetes que la comisión de toros había preparado para la ocasión.
Y es que miles de segorbinos no quisieron faltar una de las Enramadas más multitudinarias que se recuerdan en los últimos años en el municipio. Entre confetis y serpentinas, los niños con sus abuelos, padres y amigos no dudaban en coger los dulces y regalitos que las reinas, Zara Soler y Ana Torres, junto con sus cortes de honor y los jóvenes de la comisión, lanzaron desde sus carros y caballos. Este año, varias carretas y más de una veintena de caballos, lucieron sus mejores galas en una mañana mágica que acabó tras realizar el típico recorrido.
Ya a mediodía, las reinas junto con el alcalde, Rafael Magdalena, fueron los encargados de encender la «mascletà» en la que cientos de segorbinos disfrutaron con el olor a pólvora y el sonido de los cohetes en la plaza de la Cueva Santa. Por la tarde, una solemne misa pontifical en la Catedral Basílica de Segorbe dio paso a la procesión presidida por la imagen de la Blanca Paloma.
Como colofón a las fiestas patronales el cielo de Segorbe se iluminó durante unos minutos con el color de los fuegos artificiales de un gran castillo que dio paso a la celebración de los correfocs a cago de Monitors.es, una auténtico espectáculo de pirotecnia que recorrió distintas calles de la ciudad.
Durante el día de hoy, los segorbinos cambiarán sus trajes de gala por el «pañuelico» y el garrote para, a las dos de la tarde, disfrutar de la primera de las emblemáticas Entradas de Toros y Caballos, que este año cumplen diez años de internacionalidad.