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Desterrada la «maldición» de Granada

Desterrada la «maldición» de Granada

¿Quién se acuerda ahora de Cherysev y de Vietto? El Villarreal se ha quedado este verano sin sus dos jugadores más desequilibrantes de la pasada temporada. Pero ahora el argentino calienta banquillo en el Atlético de Madrid y el ruso no fue ni convocado por Benítez contra el Espanyol. En cambio sus sustitutos, Cédric Bakambu y Samu Castillejo, fueron los culpables de que el submarino conquistase, por primera vez en la Liga BBVA, Granada.

Tres minutos necesitaron ambos para darle la vuelta al partido con la colaboración de un joven clásico, Manu Trigueros. El hambre de Castillejo le permitió cazar una mala salida de balón hecha por Andrés Fernández. El malagueño se la cedió al talaverano que, con un disparo lleno de calidad desde la frontal, adelantaba al Villarreal en el arranque de la segunda mitad.

Dos minutos después, la fe de Castillejo en el lateral derecho del Granada propició otro mal pase que recibió Trigueros. El mediocentro, apagado en la primera mitad pero que sólo necesitó de dos gestos para mostrar su talento, envió el esférico a Bakambu. El franco-congoleño, en el corazón del área, superó al guardameta nazarí y acercaba la victoria. Minuto 50, 0-2 y la maldición de Los Cármenes casi desterrada.

Esos dos chispazos, además, servían para alejar la sombra de un resbalón inesperado. No hubiese sido la primera vez que el Villarreal protagonizaba una decepción de esta clase. Teórica superioridad, horario matutino, rival condenado a sufrir para asegurar la permanencia... Constantes a las que el equipo amarillo se ha enfrentado en otras ocasiones y en las que se ha visto enredado hasta tropezar en contra de la lógica. Y casi sucedió en el último cuarto de hora del duelo, cuando recortó distancias Fran Rico.

La primera mitad fue el mejor ejemplo de cómo se puede complicar un encuentro en el que partes como favorito. El submarino fue sorprendido por el empuje de los de Sandoval en el arranque. Se agradeció porque, acostumbrado el equipo andaluz a mostrar un versión plomiza y temerosa de sí mismo la pasada campaña, en esta ocasión fue un equipo valiente, dispuesto a agradar a su público.

Ante la incapacidad de controlar el ritmo, con Pina y Trigueros en modo reposo, el Villarreal decidió agazaparse en busca de su oportunidad. Eso lo sabe hacer muy bien el conjunto amarillo. Víctor Ruiz y Bailly controlaron los arreones nazaríes y, tras el empujón inicial, los castellonenses levantaron la cabeza y empezaron a buscar la meta de Andrés Fernández, aunque sin claridad en las ideas ni en los movimientos.

Castillejo y Bakambu fueron adquiriendo protagonismo. Sólo se echó de menos más colaboración de Soldado. El ex del Bursaspor superaba una y otra vez a Lombán, aunque Gil Manzano siempre le castigaba con faltas. Castillejo se movía entre líneas y hacía daño por la izquierda, pero siempre caía en fuera de juego.

El miedo en el cuerpo

Tras los goles, el Villarreal se desinfló. Apenas encontró oposición en el Granada, pero el físico le jugó una mala pasada a los amarillos. Fran Rico le puso el miedo en el cuerpo a los de Marcelino cuando, tras un error de Bailly al despejar en el área, anotaba el 1-2. Con un submarino a cámara lenta y con la entrada de Thievy, los andaluces pusieron cerco a la puerta de Areola. El francés, que realizó un par de paradas de mérito, tuvo un error notable en el minuto 89 que acercó el empate. Krhin no acertó con la portería.

Pero ya en el descuento, los hombres de refresco se encargaron de cerrar el duelo. Adrián López y Denis Suárez comandaron una contra que condujo el esférico al palo, tras el disparo del gallego. El rechace le cayó a un Samu García que, atento, se encargó de desterrar a los fantasmas.

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