Cuando un excursionista sube a la cumbre del Penyagolosa coge aire para disfrutar del momento: una paisaje espectacular y un abrazo apasionado con la naturaleza. Pero lo que se encontraron unos 300 montañeros que subieron hasta el segundo pico más alto de la Comunitat Valenciana (1.813 metros) rompió todos sus esquemas: una máquina de café de las que acompañan a diario a cualquier trabajador en la oficina. Una imagen que sin duda causó sorpresa a los excursionistas, aunque habría que saber si dulce como el chocolate que ofrecía o amargo como el café.

La Asociación de Proveedores de Vending de España dio a conocer ayer una campaña que, según aseguran, entusiasmó a los montañeros que ascendieron al pico de Penyagolosa durante el pasado Puente del Pilar, con reacciones espontáneas que fueron grabadas por una cámara oculta.

Tanto desde la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente como de la productora del vídeo confirmaron que se pidieron todos los permisos necesarios para la campaña, desarrollada en uno de los emblemas medioambientales de la Comunitat Valenciana. La idea era grabar durante una sola jornada, el viernes 9 de octubre, pero imponderables posteriores les obligaron a permanecer hasta el miércoles 14.

Jaime Pire, creativo y director del vídeo, explicaba ayer a Levante de Castelló que se contrató a seis personas para subir la maquina a pulso, de unos 100 kilos, el tramo final. «Podíamos haberlo hecho en helicóptero, pero nos parecía más romántico hacerlo como lo hacían los excursionistas», aseguraba. Poco romanticismo encontraron los seis porteadores, que se tiraron nada menos que cinco horas subiendo la máquina de venta de café, chocolate y té. Es más, fue tal el grado de extenuación que sufrieron que dieron la espantada y se negaron a bajarla. «Tenía que ser un rodaje e un día, pero hasta que se consiguió contratar a otras ocho personas para el descenso pasaron cuatro, recuerda Pire, quien añade que a los 100 kilos de la máquina había que sumar 60 kilos de cada una de las dos baterías que había para que funcionase. «Un infierno», apunta.

Así, empezaron a grabarse las reacciones espontáneas de la gente «al encontrarse la máquina en un lugar tan inaccesible e insospechado», resumida en un vídeo difundido ayer por las redes sociales con el hastag #benditasmaquinas. «Hemos tenido que tirar mucho material porque no esperábamos estar cuatro días grabando», reconocía Pire, quien comentaba que sólo se había subido café y chocolate para un día. Las caras de sorpresa de los montañeros registradas por la cámara oculta al encontrarse la máquina, según la productora de la campaña. atestiguaban «la satisfacción de cuando uno degusta el café mientras contempla el paisaje desde la cima».

Todas las personas que salen finalmente en el vídeo firmaron una autorización con sus datos personales para avalar el uso de las imágenes en la campaña de la Asociación de Proveedores de Vending de España. Sorprende en cualquier caso la ausencia absoluta de pistas en las redes sociales en estas dos semanas que han pasado desde la grabación, «porque había gente que in situ compartía la imagen en Facebook», reconoce Pire. El porqué de la campaña, el creativo lo deja claro. «Estas máquinas tienen mala fama, pero nosotros queremos demostrar que, como dice el lema de esta iniciativa, a lo mejor lo que no les gusta de verdad a la gente no es la máquina de café, sino su trabajo», señala.