La federación de las AMPA FAPA Castelló Penyagolosa ha manifestado sus reticencias sobre el modo en que se está implantando la ayuda para libros de texto de educación obligatoria promovida por la Generalitat. La principal preocupación del colectivo radica en «la ingente labor» que tendrán que realizar las asociaciones de madres y padres de alumnos para que las familias puedan tramitar la solicitud de ayuda.

«Hay ayuntamientos que han pedido más ayuda a las ampas y otros menos, en función de su capacidad», explicó ayer a este diario la presidenta de la FAPA, Silvia Centelles. De esta manera, mientras en Castelló es el consistorio el que recogerá las solicitudes y la documentación de las familias para optar a la prestación, en Vila-real son las AMPA las que tendrán que asumir esta función y luego remitir todas las peticiones al ayuntamiento. En este municipio, algunas asociaciones han decidido desvincularse de la iniciativa porque no tienen los recursos humanos suficientes para llevar adelante la labor asignada, por lo que el consistorio tendrá que habilitar una alternativa para esos centros, según detalló Centelles.

«El peso gordo recae en las ampas, nos gustaría que los centros también colaboraran con personal propio -lamentó-, estamos un poco enfadados porque, según la orden de conselleria, la comunidad educativa tiene que colaborar y la comunidad educativa somos todos, pero la mayor parte recae sobre los padres».

Pero la recogida de documentación no es la única función que algunas ampas tienen que asumir, Educación les encomienda a las asociaciones que hayan adquirido libros de texto la emisión de un documento justificativo individualizado con los datos del alumno, el importe, la relación de libros adquiridos y los datos de la factura global en la que están incluidos. «Esto supone que las AMPA que tienen a 400 alumnos a su cargo tienen que dedicarse a hacer 400 certificados», recordó Centelles. En este sentido, la federación pidió a la conselleria que permita a las asociaciones presentar una relación global de alumnos y costes de los libros, una petición que fue rechazada, según explicó la presidenta de FAPA. No obstante, aseguró que algunas asociaciones ya han adelantado trabajo y han realizado los certificados para tenerlos preparados de cara al 1 de diciembre, cuando se abre el plazo de solicitud de la primera fase de las ayudas dotada con 100 euros por alumno.

Por otra parte, tanto desde la FAPA como desde Concapa, la federación de ampas mayoritaria de centros concertados, han expresado su preocupación por la segunda fase del proyecto, en la que los padres tendrán que devolver los libros en buen estado para acceder a los 100 euros restantes de la ayuda. Las federaciones quieren saber cómo se va a controlar la devolución y esperan que se evite «la picaresca de cobrar los 100 primeros euros y luego quedarse con el material», porque si no «no se podrá llevar adelante la creación del banco de libros en los centros», según Centelles. Por otra parte, el presidente de Concapa, José Antonio Rodríguez, se pregunta quién se encargará de revisar los libros una vez sean entregados y verificar su buen estado. Dudas que, de momento, no tienen respuesta.