Uno de los puntos fuertes del distrito marítimo es su oferta gastronómica. Ha pegado un giro de 180 grados respecto a hace décadas y de los antiguos restaurantes sólo se conservan el Brisamar y el Mediterráneo, pero en la actualidad ofrece una variedad de esablecimientos para todos los bolsillos.

«Ahora hay muchos restaurantes y están más o menos al mismo nivel, antes había caros y baratos», destacan Manolo Chiva y Vicente Guillamón. En bares uno de los lugares de más solera es las Planas, que con su bocadillo de sepia como producto estrella, es uno de los principales puntos de reunión de la zona. Destaca el Moll de Costa, y para tomar una cerveza o una copa la mítica Pacheca.