Usted fue un mediapunta zurdo de clase, ¿por qué no triunfó?

Por varios aspectos. La cultura futbolística de aquel momento. Primaba la fuerza y menos la calidad y la visión. Fui capitán del filial del Valencia, pero no evolucioné como esperaba para ser más completo. Era bueno a balón parado, con el balón en los pies..., pero al final los números no eran tan buenos y había jugadores como Tomás, Arroyo y Fernando, de gran calidad, en el primer equipo. Pero empecé muy pronto a dedicarme a lo que ha sido mi pasión: entrenar. Comencé a los 30 años en el Catarroja, en Preferente, y a los 31 estaba en Primera División con el Levante enfrentándome al Barça.

¿Cómo ve un valencianista como usted la elección de Gary Neville como entrenador del Valencia?

Sorprendido desde la distancia que no tenga un bagaje excepcional. Difícil de ver. El Valencia es lo suficientemente grande para una dedicación exclusiva. Me choca. Es cierto que ha habido técnicos sin experiencia que han triunfado, como Guardiola, y Gary Neville habrá acumulado muchos conocimientos como gran jugador y como segundo de la selección inglesa. Pero el idioma será una barrera y no conoce ni el entorno ni la Liga. La afición de Mestalla es muy buena, pero muy exigente.

¿Es sano que un equipo tenga 10 jugadores de un mismo representante (Jorge Mendes en Mestalla?

No es bueno, no ayuda, son 10 más el que fue entrenador (Nuno). Él puso a quienes creía conveniente, pero ha dado mucho que hablar.

¿De qué manera nota un entrenador la presión de un agente poderoso?

Sí se nota mucho porque llega a todos los estamentos del fútbol a través de los periodistas, los directores deportivos, el grupo de jugadores... Algunos agentes son más sutiles y otros más directos. Yo cuando llegué al Dépor tenía a siete portugueses de Mendes y nunca he hablado con él, pero te condiciona, sí, te lastra, porque si no los pones, mal, y si los pones, también.

¿A usted le echó Mendes del Deportivo?

Vino un entrenador a sustituirme, Domingo Paciencia, que lo llevaba Mendes. Él tiene mucha preparación y lleva a los mejores. Pero algún comentario haría a los directivos o al director deportivo. A los entrenadores los destituyen los resultados, aunque algo tendría que ver.

¿Cómo ve la plantilla del Valencia?

Es buena. Ha notado mucho la marcha de Otamendi, por su carácter y consistencia, es un líder. Quizá arriba, en ataque, podría faltar algo, pero para competir por entrar en la Champions sí hay nivel. Negredo no sé cómo está, pero es una referencia: a mí me impresionó cuando me enfrenté a él con el Ciudad de Murcia contra el Madrid Castilla.

¿Le gusta el cambio de filosofía en el Levante?

La filosofía es buena o mala en función de los resultados. Lucas Alcaraz es un entrenador experto que organiza muy bien los equipos y que le da importancia al aspecto defensivo. Rubi es un técnico de futuro que intenta jugar bien al fútbol. Más cerca de mi pensamiento está tener el balón y ser protagonista.

¿Cuál ha sido su vinculación con el conjunto granota?

Estuve un año de jugador, un año de técnico del filial, otro en el primer equipo que no acabé... Es un club humilde con mucho sentimiento. Y ahora tengo más amigos en el Levante que en el Valencia. Ahora el Levante es un club muy estructurado.

Pero usted es valencianista...

Sí, es mi equipo de cuna, yo iba a Mestalla con mi padre, y era de cantar «Kempes, Kempes, Kempes», estuve 12 años en su escuela, pero cada vez me alejo más y voy siendo más de las personas y del fútbol.

¿En qué equipo ha estado más cerca del fútbol que le gusta?

En el Tenerife, que es donde más me quieren. No solo porque subiéramos a Primera y bajáramos al año siguiente sino porque era un equipo valiente que salía siempre a competir. Soy el entrenador con más encuentros dirigidos en el Tenerife. Estuve tres años y recuerdo cuando el Heliodoro coreó mi nombre. Fue cuando ya me había ido, estaba Arkonada de entrenador y todo el estadio se puso a cantar mi nombre como despedida. Aquello me impactó.

¿En qué ha evolucionado como técnico?

Me siento mucho más entrenador que cuando empecé. En la gestión de grupo, porque los problemas se van repitiendo, y, aunque soy cercano, hay que sacar a veces el carácter porque algunos jugadores es el único lenguaje que entienden. Tácticamente también he mejorado en la explicación a los jugadores, no dando por supuesto que lo saben todo.

¿Qué entrenadores le llena los ojos?

No sé cómo trabaja Guardiola, pero veo a sus equipos y me gustan. Pero también me gusta el Atlético del Cholo Simeone. O la manera de gestionar los problemas de Del Bosque. Pero a mí me aportan más los técnicos con los que hablo y tengo relación como Quique Flores, Álvaro Cervera, Valverde, Mendilibar....

¿El mejor jugador que ha tenido?

Valerón, sin duda, por el control orientado, la ubicación, el habilitar a los puntas tres o cuatro veces por partido... es un líder natural sin alzar la voz (entre otras cosas porque no tiene voz), y siempre está preocupado por los otros y por hacer jugar a los demás.

Ha pasado por muchos clubes. ¿El peor presidente que ha tenido?

El del año pasado en el Recreativo, porque no era buena persona y no cumplió. Lendoiro, al principio me trató bien, pero al final el trato fue muy malo.

¿Cuánto dinero le deben?

Ha tenido mala suerte. El Dépor me ha hecho una quita del 32% de lo que me debe y empezará a pagarme el año que viene. Lo veo como un plan de pensiones para pagar los estudios de mis hijos. La deuda más gorda es la del Deportivo.

¿Cómo era Lendoiro?

Lendoiro es un personaje muy curioso porque vive de noche, descansa de día, empieza a funcionar a media tarde y es durísimo en las negociaciones. Yo conviví con el Lendoiro más decadente porque arrastraba una deuda de 160 millones por lo gastado en los años del Superdepor.

¿Qué se ha encontrado en el Córdoba?

Una buena plantilla que venía de Primera, pero lo son también las del Valladolid y el Almería y no van tan bien. Empezamos con la portería a cero y ahora el equipo va siendo más ofensivo, mejor con el balón, aunque no lanzamos las campanas al vuelo.

¿Cómo es Nando, el valencianista cedido en el Córdoba?

Tiene unas condiciones espectaculares, muy buen uno contra uno, veloz, pero debe mejorar tácticamente, Es muy joven.

¿Y Florian, el delantero rumano criado en Castellón?

Determinante con tan solo 21 años. Es rápido, tiene gol y es muy vertical. Debe mejorar técnicamente.

¿Qué tal se vive en Córdoba?

Es una ciudad fascinante, muy cómoda, ni muy grande ni muy pequeña, con unos 350.000 habitantes. Mis hijos, de 8 y 11 años, van al colegio de los Maristas y juegan en las categorías inferiores del Córdoba.

¿De qué equipo son?

Siempre del equipo en el que estamos y en los que hemos estado. Es lo que tiene el desarraigo. También les tiran el Valencia y el Levante, aunque uno tiende más al Barça y otro al Madrid.

¿Qué echa de menos de Valencia?

La familia. Me acaba de faltar mi madre y he lamentado no haber podido estar más tiempo con ella. Echo de menos la paella de verdad, no la que se come por ahí. Y también a los amigos de toda la vida, aquellos con quienes puedes hablar de cosas trascendentales.

¿Dónde se ve dentro de cinco años?

Firmo continuar entrenando al máximo nivel posible. A ver dónde nos lleva la vida.