Unos senderistas han rescatado a un macho cabrío de 9 años que se encontraba en una cueva. La descubrieron unos senderistas el sábado por la mañana. Tomás, Paco y Ferrán Dellà salieron a realizar la ruta que recorren habitualmente, una ruta muy conocida por los senderistas de la zona. De hecho, en uno de los lugares más escarpados, coincidieron con otros senderistas de Benicarló. Estos les contaron el susto que habían recibido cuando, dispuestos a descender a la cueva de Sant Pere, bastante conocida en la localidad, escucharon el sonido de un animal.
La impresión fue mayúscula. Al acercarse los vecinos de Traiguera a la zona comprobaron que se trataba de un macho cabrío atrapado. El animal mostraba su gran cornamenta y miraba hacia la obertura, pero sin posibilidad de salir del interior de la cueva, una hendidura natural emplazada en la zona limítrofe entre esta población y La Jana. Pero entonces la historia empezó a dar un giro casi mágico. Los senderistas de Traiguera reconocieron a la cabra, ya que se la encuentran habitualmente en las largas caminatas por la montaña, «la tenemos bautizada y todo, se trataba de Peret, es uno de los machos y van en manada, aún existe otro de su especie que es dimensiones más grandes», explican.
Los senderistas dieron aviso inmediato de que el animal había caído y había quedado atrapado en la cueva. Se pasó aviso asimismo al Seprona y a la Conselleria de Medi Ambient alertando de la situación del animal y solicitando su rescate, ya que se desconocía cuánto tiempo llevaba allí dentro atrapado. Desde el momento de su descubrimiento los vecinos pudieron mantenerla en condiciones gracias a que le dieron agua y comida de manera continuada, la cabra se mostraba sedienta, «lamía hasta las rocas cuando le daban el agua».
Sin ayuda de las autoridades
Pasado el domingo y el lunes y sin respuesta por parte de las autoridades, y tras un intento fallido de realizar un nudo con una cuerda e intentar izar al animal, los vecinos decidieron actuar por su cuenta para intentar sacar al animal de esa zona. El pastor Manuel Domènech, acompañado por otro joven de La Jana, descendieron unos metros para poder ligar la cornamenta de la cabra, que apenas ofreció resistencia, «estaba ya muy cansada, como entregada», indicaron. Posteriormente fue izada con cuidado hasta poder liberarlo en la parte exterior. La cabra era un espléndido macho de nueve años, «cada anillo en la cornamenta representa un año, por eso sabemos cuál era su edad», explican.
Los que asistieron al acto de liberación de la cabra fueron testigos presenciales de cómo, cuando la cabra se vio libre y ya en la superficie, huyó a toda velocidad. «Más que correr, volaba». Aun así, la magia volvió a actuar, «el pastor apostó a que cuando estuviera algo alejada de la cueva en la que había estado atrapada se giraría y se los quedaría mirando, «y así fue», cuentan los vecinos.
Los protagonistas de esta historia afirman que ha sido una experiencia muy bonita y que la han podido encontrar nuevamente, en libertad y con su manada. La última vez hace escasos días, mirándolos desde un risco, «se nos quedó mirando mientras la manada huía de nosotros, parecía que nos reconocía», añadieron.
