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Santos y demonios salen a escena en Vilafranca

Décadas de trabajo hacen del grupo de teatro de Sant Antoni toda una institución cultural en el municipio

las figuras están muy ligadas a las celebraciones.Cada año la representación atrae a decenas de vecinos que, aun sabiéndose las líneas, no faltan a su cita con el teatro.Morondo, la tentadora, Sant Antoni y los demonios son interpretados por hombres. El ángel es el único papel llevado a cabo tanto por chicos como por chicas. f J.T.

Sant Antoni, Morondo, Luzbel, la tentadora...o cualquier personaje de sainete. Cada otoño el grupo de teatro de Sant Antoni de Vilafranca renace, vuelve a juntarse para ensayar, para recordar los versos de la «Vida de Sant Antoni» y pensar qué sainete ponen en escena. Y de eso hace no hace ya un año o dos, sino décadas.

En estos días de enero todos los pueblos celebran Sant Antoni y en Vilafranca es la fiesta por excelencia. Ildefonso Fabregat en el papel de Sant Antoni, Rafa Vicente en el papel de Morondo y Santiago Llopis como guarda forestal o demonio, son sólo tres de los personajes que hacen posible que la tradición se mantenga en la memoria colectiva.

Son ya una institución en Vilafranca, una tradición casi a la altura de la hoguera de Sant Antoni o el paisaje de la piedra en seco. Sin ellos difícil sería entender la historia reciente de la celebración antoniana. «De les muntanyes venim!», grita al viento Rafa Vicente cuando entra la «malea», una comitiva formada por decenas de caballos, borricos y asnos cargados de leña. «Alto, Alto la Malea», le responde Santiago Llopis. La escena se repite cada mes de enero, pero no por eso deja de ser menos emotiva para los villafranquinos y los visitantes que se acercan a contemplar la escena.

Lo mismo ocurre con la Vida de Sant Antoni. Los versos se los saben muchos de los que cada año acuden como público, pero los clásicos nunca mueren, se mantienen vivos. Cada año la representación de la Vida de Sant Antoni consigue llenar el teatro de la Casa de la Cultura, la sala Carles Pons.

Sobre el escenario Morondo recibiendo una «tunda» de los demonios o San Antonio huyendo de las tentaciones de la tentadora. Todos ellos aseguran que les gustaría que les tomen el relevo en el personaje, lo piden desde hace unos años, pero parece que nadie quiera asaltar al personaje. Y es que difícil tendrían hacer olvidar en la memoria colectiva la labor que realizan estos actores que en su vida real son electricistas, obreros textiles o profesores de autoescuela. Ildefonso Fabregat Tena, Santiago Llopis García, Francisco Javier Roig Monfort, Emilio Escorihuela Colom, Rafael Vicente Marín, Daniela Vinyals Fabregat, Ricardo Moliner Zandalinas, Adrián Llopis García, Miquel Vicente García, Víctor Tena Pitarch, Guillermo Roig Barreda, Sergi Altaba Ortí y Carlos Fabregat Bellés fueron este año los encargados de escenificar la «Vida de Sant Antoni» y el sainete «Rics Improvisats».

Y es que las carcajadas llegan con la «Vida de Sant Antoni» pero también con el sainete. Cada año este grupo de teatro pone en escena un nuevo texto para deleite y risa de su público fiel. Casi todos chicos, menos el ángel que es chico o chica, pero que encarnan personajes masculinos o femeninos. Más de uno se ha calzado tacones de la talla 45.

En otoño e invierno los fines de semana ensaya el grupo, hasta que llega el segundo fin de semana de enero cuando, el día de los pasteles, se hace el ensayo con público. Es un pre-estreno del fin de semana de Sant Antoni. Durante el fin de semana de la fiesta el papel de Sant Antoni, Morondo y los demonios es el eje. Aparecen en la Vida, los demonios encienden la barraca y todos ellos desfilan en la Ronda de Sant Antoni. Los diablos con las horcas, Luzbel atado por la cadena del ángel, Sant Antoni apoyado en una rama de enebro... «Ja està la ronda al carrer, la ronda de Sant Antoni, les grupes i les canastes, l'angelet i el dimoni».

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