La consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián, anunció ayer que el próximo año su departamento propondrá a los centros escolares el apadrinamiento de un determinado paraje natural municipal para que se responsabilicen de la repoblación y de sus posteriores cuidados, con la ayuda de los técnicos y de los agentes medioambientales.

Elena Cebrián recordó que son necesarios los árboles para afrontar el cambio climático durante la celebración del Día del Árbol en Soneja, con los alumnos y los profesores del Colegio Público San Miguel Arcángel, y el alcalde de la localidad, Benjamín Escriche. Cebrián explicó que esta fecha es «importante» porque «remarca la necesidad de proteger los árboles, los bosques y en general la vegetación de todo el mundo por su influencia en la sostenibilidad de la vida humana y la salud de la biosfera».

Para ello, la conselleria actualizará la orden de 1995 reguladora de la entrega gratuita de plantas a los colegios, institutos, entidades sin ánimo de lucro, ayuntamientos y particulares para las plantaciones del Día del Árbol. Esa norma solo establecía la necesidad de contar con el permiso de los propietarios de los lugares en que se realizan las plantaciones y la obligación de asesorarse de los agentes forestales de la zona y técnicos forestales de la conselleria en la forma de ejecutar las plantaciones.

La titular de Agricultura y Medio Ambiente explicó que, por su valor como proveedora de servicios ambientales, la vegetación es un elemento territorial «estratégico» de salvaguarda de la sostenibilidad, «al compensar la huella ecológica generada por las zonas urbanas y ser un factor relevante de mitigación y adaptación al cambio climático», y añadió que «como ciudadanos responsables, todos hemos de ser conscientes y hacer partícipes de la relevancia de los árboles a los más jóvenes».

Asimismo, Cebrián señaló que las cubiertas de vegetación tienen un papel determinado en el mantenimiento de la calidad atmosférica «porque actúan como verdaderos pulmones de la naturaleza, renovando el oxígeno, absorbiendo partículas contaminantes y asimilando y fijando el CO2, sin olvidar su influencia positiva en la regulación de los regímenes hídricos y de las avenidas de agua, favoreciendo la recarga de los acuíferos y protegiendo de la erosión».

La consellera también recordó los valores culturales y de referencia colectiva que suelen ir asociados a muchos de los paisajes vegetales mejor conservados y su idoneidad para albergar usos de ocio y actividades didácticas, turísticas y deportivas, compatibles con la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad.