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No más miedo a los petardos

Adoptar una actitud tranquila ante el animal y dejar que se refugie en su escondite le ayudarán a convivir con el ruido

No más miedo a los petardos

Toda familia que tenga en casa un perro o un gato habrá comprobado que los petardos despiertan un miedo a veces exacerbado en las mascotas. Nada más oír el primer disparo de una mascletà huyen despavoridos y se esconden bajo la cama o en algún recoveco intentando ponerse a salvo ante una situación que perciben como peligrosa. Algunos canes ladran con nerviosismo y otros, incluso, acaban orinándose literalmente de miedo. Las reacciones son diversas y su intensidad es variable en función del animal, pero siempre se pueden atenuar si se aplican una serie de medidas concretas que pueden resultar muy útiles para afrontar periodos como el de las fiestas de la Magdalena.

La etóloga Helena Varella ofreció ayer una charla titulada «¿Miedo a los petardos?» en el Centro Social y Cultural de Cajamar en Castelló organizada por el ayuntamiento, la asociación Avecma y la firma de productos para animales Adaptil. La especialista aseguró que el miedo a los fuegos artificiales y, en general a los ruidos fuertes, «es muy frecuente tanto en perros como en gatos, especialmente en la Comunitat Valenciana, donde son habituales las celebraciones con pólvora». El temor responde a que estos animales tienen «una mayor sensibilidad auditiva y, además, no saben de dónde procede el ruido, no pueden explicárselo, por lo que para ellos representa un peligro».

Cuando se exponen a estruendos como el de una mascletà «pasan situaciones de estrés muy fuerte y para los dueños es un problema porque a veces los perros no quieren ni salir a pasear».

Ante este problema, se pueden seguir varias pautas. Varella distingue entre animales y edades. Así, en el caso de un perro cachorro, es recomendable acostumbrarlo progresivamente: «los primeros días de fiesta, mientras tiran cohetes, hay que estar con él en casa entreteniéndole y jugando; los siguientes días lo podemos llevar al parque mientras suena la mascletà, y, si lo tolera, podemos ir acercándonos al foco del ruido, pero sólo si lo tolera, nunca hay que obligarle». Otra opción en edades tempranas que suele practicarse en los tratamientos profesionales a perros es la reproducción de un CD con sonidos de petardos y cohetes, para que el animal se familiarice con el ruido.

Y si el can es adulto ¿qué se puede hacer? «Es conveniente dejarle un espacio en el que esconderse, un refugio donde se sienta protegido y del que no debemos intentar sacarlo», responde la etóloga. ¿Y qué actitud debe asumir el dueño? «No debe regañar al animal en esta situación, aunque corra por casa o ladre. El perro está asustado y no va a aprender nada con una bronca. Tampoco hay consolarlo, sino actuar con total normalidad para infundirle tranquilidad».

Los gatos también tienen miedo a los petardos, aunque lo expresen menos. La pauta más importante es no molestarles. «Hay que dejarles espacio, el contacto físico les va a suponer más estrés, no les reconforta que los cojan en ese estado», dice Varella.

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