Se llegó el Málaga hasta Vila-real el sábado y se trajo con él no pocas presencias/noticias complementarias. Al mando de la expedición su entrenador, Gracia, también complementaria con la que tiene para la cosa de entrenador de fútbol, como ya demostrara en la Ciutat Esportiva, poco después de despedirse como futbolista donde había dado sus mejores días, en el Villarreal, digo. No tardaría gran cosa en hacerse un hueco en la Primera División y consagrarse en el Málaga donde lleva una trayectoria ascendente. Una gran tipo este Gracia, futbolista de clube como se suele llamar a esos profesionales que no forman parte de las élites de insoportables egos, que se establecen paralelos a los millones de euros que liquidan gracias a contratos insultantes para otros profesionales, en muchos casos tan rentables, pero que no utilizan parte de su tiempo en mirarse el ombligo. Sin dejar de lado el Málaga por el momento, los andaluces se encontraron con los que fueron parte de su plantilla y ahora en el Vila-real, Samu Castillejo y SamuGarcía, con el primero de ellos como rival el sábado, un rato y el segundo en el dique seco por una lesión de la que no tardará en reponerse del todo.

Por el palco de autoridades anduvo el sábado Marcos Senna, ya de nuevo adscrito al clube, ahora ocupando la dirección de cuestiones exteriores. Este servidor y es una grata noticia para mí, accede al graderío por la puerta que lleva el nombre del hispano-brasileño. Toda una institución recuperada y uno más de los futbolistas que habiendo merecido la internacionalidad, antes y después del campeonato de Europa de selecciones nacionales, que ganó, tuvo que tragar con el olvido de Vicente del Bosque, demasiado vulnerable a las presiones de los periodistas deportivos, madrileños y sectarios hasta el insulto.

También hubo presencia de aficionados de pueblos del Alt Maestrat, con dos bandas de música, en una, que hicieron las delicias del público que acostumbra a saludarles al paso por cada metro del césped que pisan, con la música quedándose a dormir sobre el cuidado césped de El Madrigal.

Por lo que respecta al partido, es noticia, lo que ha dejado de ser noticia. Quiere decirse que con ya hasta once encuentros seguidos sin perder y cuarenta y ocho puntos en la cuenta corriente particular, la temporada está siendo particularmente brillante y extraordinaria si se tiene en cuenta la nómina de equipos poderosos que han de mirar hacia arriba para encontrar al submarino. Con un juego ciertamente menos vistoso, pero amigo de sentar sus reales desde la portería propia hasta la ajena, el equipo responde con autoridad a las directrices de un entrenador más amigo de ganar que de cualquier otra consideración y para ganar, bien lo sabe, conviene a la razón mantener la portería propia a cero la mayor cantidad de tiempo posible. Apoyado en un portero jovencísimo y extraordinario, el sistema defensivo es todo lo fuerte que pueda esperarse. Las lesiones están siendo menos crueles con la plantilla y todo será cuestión de mantener la irregularidad para seguir optando al premio gordo.

La primera media hora del partido del sábado resultó extraordinaria, incluido el gol de Soldado, lo que añadía mayor intensidad a la fiesta porque todo el mundo estaba deseando que marcara el valenciano. A partir de ahí el Málaga se enrabietó, con el marcador en franquía el Villarreal se dejó ir más atento a que el Málaga no tuviera ocasiones inevitables, de lo que se ocuparon Musacchio y compañía, con el natural acierto, mientras intentaban cambiar la seda por el percal y propiciar los contraataques. Algún otro gol pudo caer como al menos uno pudo conseguir el Málaga de no ser porque el chico francés que está bajo palos es un seguro de vida llegado el caso.

Fueron la mayoría los que estuvieron muy bien, pero independientemente de Soldado, de quien ya nos hemos ocupado, quiero dedicar un par de líneas a Jonathan dos Santos, ese futbolista que es pura maravilla, se mire por donde se mire, digo del talento que destila y lo que se exige a sí mismo en todo lo que hace al sacrificio para contener al contrario llegado el caso. Fue su hermano quien llegó como figura, pero se está mostrando intratable y además dispone de la condición de polivalente. Un futbolista enorme el mexicano metido en un pequeño cuerpo, bien es verdad. A uno, salvando todavía las distancias, le produce la sensación de que con un poco más de tiempo se está ante la fragua de un nuevo Cazorla.

Hemos entrado ya, de hoz y coz, en el carrusel de partidos día sí y dos no, pero es lo que da ser o por lo menos estar entre los grandes de Europa. Para estrenarnos, como todo el mundo sabe, llega enseguida el Nápoles. Como siempre, una gran fiesta para los aficionados de esta parte del mapa.