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Recuerdos del pasado de Nules

El Archivo Municipal llevará el nombre del alcalde que consiguió salvaguardar sus documentos de la quema

Recuerdos del pasado de Nules

Todo lo que tiene que ver con buena parte del siglo XX en España, de manera especial desde finales de los 30 hasta la transición democrática, resulta de trato especialmente sensible, porque todos los enfrentamientos violentos tienen dos bandos y los protagonistas o sus descendientes directos reconocen serias dificultades para hacer borrón y cuenta nueva. En ese contexto se produjeron muchas historias que marcaron lo que somos hoy en día o lo que sabemos de lo que fuimos, como es el caso del papel que jugó el alcalde de Nules en la II República, Vicente Segarra Palau, para salvar el archivo histórico de su pueblo.

Su decisión, en una época muy convulsa, fue determinante para que este municipio sea de los pocos de la zona que conservan documentos anteriores a 1937, tal y como argumentó el Cronista Oficial de la Vila, Vicent Felip Sempere, para fundamentar técnicamente la decisión del equipo de gobierno de dar el nombre de Segarra Palau al Archivo Municipal.

Vicente Segarra Palau, nacido en Nules en 1907, tomó posesión como alcalde de su municipio en mayo de 1936, en plena II República y en vísperas de un conflicto bélico que marcaría el futuro del país y que lo rompería en dos, dejando un duro testimonio de sus efectos en esta localidad, devastada por los enfrentamientos armados.

De lo que sucedió durante el mandato de Vicente Segarra en relación a la elección de su persona para dar nombre al Archivo Municipal, destacan los hechos producidos entre agosto y septiembre de 1936, en los cuales, según describió Felip Sempere, grupos de «incontrolados» incendiaron varios edificios públicos, como los juzgados y prisión de la cárcel judicial, el registro de la propiedad, la Casa de la Vila y parte del Archivo Municipal, haciendo desaparecer en consecuencia la documentación existente en su interior.

Seguramente consciente de las consecuencias que iban a tener estos ataques, el alcalde de Nules decidió tomar cartas en el asunto y lo hizo sin atender a nada más que su objetivo de salvar el pasado de su pueblo, contenido en montones de papeles guardados en los diferentes archivos existentes en la localidad y que aún no habían sido pasto de las llamas. De este modo, según relató Sempere, «el 21 de enero de 1937, Vicente Segarra Palau, auxiliado por el secretario del Comité Municipal; Enrique Prades Ramos, se hizo cargo de los documentos conservados en el Registro Civil, el archivo municipal y los archivos parroquiales de Nules y Mascarell, para enviarlos a Castelló con la finalidad de salvaguardarlos de posibles acciones incontroladas o fruto de presiones ajenas». Así consta en otro documento histórico, el acta de salvación de los citados papeles que se conserva en la actualidad en el archivo de Nules.

El rescate de buena parte del pasado de los vecinos hasta ese momento se produjo con discreción. Utilizaron una furgoneta en la que cargaron todo lo que pudieron para trasladarlo de inmediato a Castelló y así lo salvaron del fuego.

Pero según el Cronista de la Vila, esta no sería la única medida que tomara este alcalde para proteger el patrimonio de su pueblo y sus vecinos, fueran o no republicanos. De hecho, parece probado que se encargó de tapiar las típicas capillas de los santos existentes en las calles del municipio «para evitar que fueran destruidas, como estaba sucediendo en algunos casos». Vicent Felip Sempere, además, no dudó en afirmar que este alcalde republicano de Nules «dio la cara por mucha gente de su pueblo, incluso fue acusado de favorecer a gente de derechas en algunas de sus decisiones», intentando justificar de este modo el difícil papel de un munícipe que pudo haber querido anteponer los intereses de sus vecinos a las diferencias políticas que llevaron a España a una dura Guerra Civil, en la que él participó activamente, dado que en junio de 1938 dimitió para acudir al frente, al ser llamado a filas como el resto de hombres de reemplazo de 1928.

De todas formas, como suele suceder en estos casos, sobre todo lo acontecido en la época en que Segarra Palau fue alcalde, también pueden encontrarse voces discordantes. Es por eso que la decisión de elegir su persona para nombrar al Archivo Municipal quiere superar las diferencias que en ese tiempo separaron a España, reconociéndole al menos el mérito de hacer posible que Nules no desapareciera por completo como consecuencia de la sinrazón de enfrentar a hermanos contra hermanos por ser de un color político u otro, y lo que queda de todo ello se conserva gracias a que un día decidió coger una furgoneta y meter en su interior un montón de papeles que hoy en día son mucho más que eso.

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