El fiscal destaca en su escrito acusatorio los esfuerzos de la familia Martínez por borrar su rastro en la expropiación del terreno afectado por la depuradora. La declaración de ayer de los acusados alimenta esta sospecha.

En la negociación con el Ayuntamiento de Borriol, no acudió nadie de la familia Martínez en representación de la empresa Franvaltur. Fue en calidad de apoderado el socio y amigo Raúl Babiloni, quien además era propietario del resto de fincas afectadas.

Sin embargo, lo llamativo es que la familia Martínez no otorgó poderes notariales a Babiloni de manera directa, sino a través de un empleado de éste, Luis García del Campillo, quien ha acabado sentado en el banquillo, acusado de fraude.

El trabajador admitió ayer que es la única vez que le han delegado poderes notariales. Fue su jefe quien le pidió representar a Franvaltur en la operación de la depuradora. Cuando acudió a la notaría, al empleado le llegó una contraorden: Babiloni le comunicó que «por error» le habían otorgado poderes notariales (sin que Campillo diera sus datos) y que la mejor solución era que los derivara al propio Babiloni. De esta forma, la entrega de poderes de la empresa de Martínez a Babiloni no se hizo de forma directa, sino a través de un tercero.

El fiscal sostiene en su acusación que Francisco Martínez, Adelino Santamaría y Raúl Babiloni, «con la finalidad de que en los convenios de cesión de terrenos no apareciera ninguna referencia a Francisco Martínez ni a sus hijos, todos socios de Franvaltur, concertaron una serie de maniobras a tal finalidad mediante la intervención de personas apoderadas».

El juicio sigue la próxima semana

El juicio se retoma la próxima semana con la declaración de los testigos. El martes le toca el turno al actual presidente de la diputación, Javier Moliner.