La mejor manera de celebrar la vida, es con vida. Así lo entienden en Betxí desde el 2012, cuando por primera vez se planteó a los vecinos participar en una bonita iniciativa, plantar un árbol por cada niño o niña nacida en la localidad a lo largo del año. Y así se viene haciendo cada trimestre hasta el punto que, en la actualidad, cerca de 150 árboles conmemoran el nacimiento de un nuevo vecino.

El proyecto, bautizado con el nombre de «Arrela't en Betxí», pretende que «desde pequeños los niños y niñas que han nacido en el pueblo empiecen a asentar sus raíces como sucede con los árboles que plantamos en su nombre». El simbolismo ha cobrado tanta fuerza que no es extraño ver a los familiares de los pequeños cuidando de sus ejemplares, «de manera especial los abuelos que, sobre todo en verano, suelen acercarse para regarlos o incluso plantar flores a su alrededor», explica el alcalde, Alfred Remolar, demostrando de este modo que se toman muy en serio la relación de sus nietos con su árbol particular.

Lejos de lo que podría pensarse, los ejemplares que se plantan no son jóvenes. Aunque crecerán junto a los pequeños que les dan nombre, les llevan algo de camino adelantado ya que «elegimos árboles grandes, con copas de entre 40 y 50 centímetros». Tanto es así, que los últimos se han colocado en la explanada de una urbanización «donde no había ninguno» y se espera que este verano ya empiecen a dar sombra.

El ritual ha vuelto a cumplirse escrupulosamente esta vez, como sucede cada trimestre, que es la manera en que se ha decidido distribuir las plantaciones, ya que nacen una media de 55 nuevos vecinos cada año. Como recordó Remolar, «se planta el árbol junto a los padres, se coloca azulejo con el nombre del niño o la niña y les entregamos una pegatina para el coche» que reproducen el lema «Betxinenc a bord». El alcalde incidió en que el azulejo también tiene un valor muy concreto, dado que se trata de un típico «socarrat» personalizado, que elabora el artesano de Onda, Ximo Safont y que reproduce la emblemática Montanyeta de Sant Antoni.

En esta última convocatoria han participado un total de 7 familias. La concejala de Juventud, Àngels Rius, explicó ayer que «este proyecto nos permite hacer una simbología entre las raíces que tendrán los nuevos betxinenses con el pueblo y las raíces de los árboles que han plantado». Además, manifestó que «la gente está muy contenta con esta idea y son muchos los padres y madres que esperan su día para poder plantar su árbol y colocar su azulejo».

Y como los niños, afortunadamente, no dejan de nacer, ya se tiene previsto retomar la iniciativa con los recién llegados de 2016 el próximo mes de abril. Cada vez las plantaciones se realizan en una zona distinta, por lo que se puede afirmar con total seguridad, que Betxí está llena de testimonios de vida, la de los nuevos vecinos que hacen que, como los árboles, el municipio no deje de crecer.