El Ayuntamiento de la Vall d'Uixó ha llegado a un acuerdo con el touroperador israelí Holashalom, gracias al que entre los meses de abril y noviembre llegarán hasta les Coves de Sant Josep entre 4.000 y 5.000 turistas que aterrizarán en el aeropuerto de Manises y se alojarán en el municipio de Valencia.

El concejal de Turismo, Jordi Julià, destacó que una de las excursiones que la empresa ofrecerá a sus clientes será la del río subterráneo. Así, en todos los tours semanales y de cinco días estará incluida esta visita y también se ofrecerá de manera individual.

Los grupos llegarán acompañados por un guía, pero con todo, desde la dirección del Paratge de Sant Josep se está trabajando en traducir las audioguías al hebreo, especialmente para estos turistas. Y es que según avanzó el edil, entre los planes del touroperador para los próximos años está aumentar hasta 15.000 el número de personas que visiten la Comunitat Valenciana.

Un grupo de guías y representantes de Holashalom visitó in situ les Coves de Sant Josep, tal y como explicó el edil, que afirmó que «han quedado encantados y sorprendidos con el encanto natural de las cavidades», así como con «la experiencia de visitar el río subterráneo navegable más largo de Europa», afirmó Julià.

El edil reconoció que este contrato había surgido tras los contactos realizados en Fitur, feria celebrada en Madrid a finales del pasado mes de enero. En este sentido, el consejero delegado de Emsevall, la empresa pública encargada de la gestión de les Coves, Jorge García, destacó que el equipo de gobierno estaba «demostrando que la repercusión de la presencia en la feria estaba siendo real y muy positiva».

De hecho, García recordó que gracias a otro acuerdo firmado en Fitur ya habían llegado 4.000 turistas «entre finales de enero y principios de febrero, en plena temporada baja». Y además también se habían acordado visitas exclusivas para una de las navieras de cruceros más importantes a nivel mundial con la Asociación de Turismo Italiano en España (ATIS), entre otros.

Tanto Julià como García coincidieron en que quedaba mucho por hacer, pero que estaban trabajando en un proyecto ambicioso que podía aumentar considerablemente el número de visitantes, «apostando por las nuevas tecnologías y una imagen más moderna, para que los beneficios del turismo sean una de las bases de la economía local».