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La laicidad se instala en la romería

La comitiva oficial, encabezada por la alcaldesa, elude la entrada en la Concatedral de Santa María El PP tilda la medida de «ataque» a las tradiciones y «manipulación mezquina de la historia» de la ciudad y recuerda que la rogativa es religiosa

El equipo de gobierno, tal y como estaba previsto, no asistió ayer a la tradicional misa de romeros que se celebra justo antes de dar comienzo al peregrinaje, un gesto con el que el ejecutivo local del PSPV y Compromís pretende avanzar en la aconfesionalidad de las instituciones públicas.

Habitualmente, en la etapa del PP, la comitiva municipal entraba al final de la homilía a la Concatedral de Santa María a escuchar los gozos y a recoger a los representantes eclesiásticos para iniciar la procesión. Ayer, sin embargo, el actual equipo de gobierno no entró al templo, sino que esperó a que terminara la misa y una vez salió el obispo, Casimiro López Llorente, con el resto de su comitiva, emprendió la marcha.

Tampoco entraron en la iglesia la reina de las fiestas y su corte de honor al formar parte de la cabecera de la comitiva oficial, aunque el gobierno municipal no impidió la entrada a ningún colectivo. La decisión sólo afectaba a sus ediles, que, no obstante, tenían libertad para asistir a título personal. Otros representantes festeros, como los presidentes de las gaiatas y las madrinas, además de la representación de Alicante y Murcia, sí entraron a la concatedral antes de iniciar la romería.

La separación del poder político y el eclesiástico quedó patente al diferenciarse dos comitivas: la presidida por el obispo de la diócesis de Segorbe-Castelló y la del ayuntamiento, encabezada por la alcaldesa, Amparo Marco, en compañía del presidente de la Generalitat, Ximo Puig. El prelado ya conocía y «entendía» la decisión del equipo de gobierno, puesto que hace dos semanas trataron el asunto en una reunión que se desarrolló «en un clima de enorme cordialidad», según fuentes municipales.

Sin embargo, la medida soliviantó al PP, cuyos concejales, que sí querían entrar a la concatedral, tampoco lo hicieron para no separarse de la comitiva municipal, según señalaron. La portavoz popular, Begoña Carrasco, acusó al equipo de gobierno de actuar «con deslealtad al cambiar de manera unilateral y sin avisar el desarrollo tradicional del inicio de la romería». Considera que es «un ataque directo a nuestras tradiciones» y «una manipulación mezquina de la historia».

Acto «sectario»

Las reacciones a este gesto de laicidad llegaron incluso desde la cúpula autonómica del PP. Su presidenta, Isabel Bonig, lamentó que «cambien la tradición para evitar los actos religiosos». Aseguró que los representantes populares no entraron a la iglesia porque se lo «impidieron» y tildó al gobierno de «sectario con una parte de la sociedad que tiene unas creencias».

El equipo de gobierno no tardó en responder a estas acusaciones con un comunicado en el que afeó al PP que generara «polémicas artificiales». Resaltó que «el ayuntamiento hace muchos años que no asiste a la misa de romeros. Si algún miembro lo hacía era a título particular y lo único que ha cambiado este año es que la comitiva no ha entrado hasta el altar para salir con el obispo, sino que éste se ha incorporado a la romería a la salida».

«Nadie ha impedido a los concejales del Partido Popular que asistan a la misa de romeros», apuntó el ejecutivo local, que quiso destacar la «absoluta normalidad» con la que se desarrolló la romería.

De hecho, tanto el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, como la alcaldesa, Amparo Marco, asistieron a la misa que ofició el obispo posteriormente a su llegada a la ermita de la Magdalena, lo que «desmiente todas las falsas acusaciones de sectarismo lanzadas por el PP», según el equipo de gobierno.

«Lo que debe hacer la portavoz popular es preocuparse de porqué el Gobierno de la Generalitat del PP, en el que ella ocupó importantes cargos, debe todavía 500.000 euros de las obras de la concatedral de Santa María», señalaron las mismas fuentes, que acusaron a la oposición de crear una «cortina de humo» para tapar la corrupción.

«Si tanto le preocupan a Bonig las creencias religiosas haría bien en recordar que hay dos mandamientos que prohíben mentir y robar», concluyó el gobierno municipal.

La comitiva oficial recibió algunos pitidos por eludir la entrada a la concatedral, según relataron varios testigos. Desde el ámbito festero, algunos representantes aseguraron no haber sido informados previamente del cambio en el protocolo del inicio de la romería, por lo que admitieron su sorpresa al comprobar in situ que la comitiva no entraba en el templo.

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