Miles de castellonenses abarrotaron anoche la céntrica avenida Rey En Jaume para asistir a la Encesa de les Gaiates, que este año llega a su vigesimoquinta edición.

Como de costumbre, el acto no defraudó, y el espectáculo piromusical se desarrolló en todo su esplendor. El viento no cesó, pero sí se suavizó lo suficiente como para permitir que se dispararan los espectaculares fuegos artificiales que, junto a las gaiatas, alumbraron la ciudad.

No cabía un alfiler en la avenida cuando alrededor de las ocho de la tarde hicieron acto de presencia las reinas de las fiestas, Carolina Tárrega y Lola Marco, junto a la alcaldesa de la ciudad, Amparo Marco, y la concejala de Fiestas, Sara Usó. La comitiva, como manda la tradición, visitó una por una cada gaiata y departió con los presidentes y las madrinas de cada comisión. Ayer había tema de conversación, especialmente con las gaiatas que resultaron dañadas por el viento durante la mañana: la 10 y la 11. La reina de las fiestas se interesó por conocer cómo habían quedado los monumentos afectados y se alegró al saber que estaban reparados y listos para encenderse sin problema. Uno de los responsables del cau gaiater de El Toll explicó que tras varias horas de reparación, se habían podido arreglar los fallos eléctricos y pegar los ornamentos que se habían caído del monumento infantil.

El espectáculo dio comienzo sobre las 20.30 horas, cuando se encendió un gigantesco letrero luminoso que anunciaba los 25 años del acto más especial para las gaiatas. A continuación, comenzó «l'esclat de llum»: los farolillos se fueron alumbrando al ritmo de la música, mientras se intercalaban imponentes fuegos artificiales a cargo de la afamada Pirotecnia Peñarroja de la Vall d'Uixó. Algunos de los cohetes que salían desde la plaza Clavé se desviaban ligeramente de su trayectoria aérea debido a las rachas de viento, aunque sin llegar a deslucir el espectáculo de fuego.

La música seleccionada para la ocasión fue eminentemente autóctona. Lejos quedó el eclecticismo de otras ediciones en las que se podían oír canciones como «New York, New York» o temas del musical «Cats». La «Marxa de la ciutat», obra de Matilde Salvador, «Templaris d'Albaida», de Vicent Pérez, y «Santiago Capità», de Saúl Gómez Soler, fueron las canciones elegidas para el acto de exaltación de las gaiatas.

Los fuegos artificiales se intensificaron en la fase final hasta que estalló el aplauso del público, con el que se puso el broche de oro a quince minutos de espectáculo piromusical.

Pese a que el viento amenazaba con arruinar también este acto, después de que se tuvieran que suspender el desfile de carros engalanados y la cabalgata infantil y de que algunas gaiatas se vieran afectadas por las fuertes rachas de viento, todo salió a pedir de boca. Se pudo disparar sin complicaciones los fuegos artificiales y todos y cada uno de los monumentos, incluidos los dañados, se encendieron para descanso de las comisiones y satisfacción del público asistente.

«Ha sido precioso», resumían las reinas de las fiestas con una sonrisa de oreja a oreja al concluir el acto.