Que Arturo Navarro García (14-3-1989, Castelló) es de Grapa de toda la vida queda claro cuando dice que le gustaba más la plaza de siempre, la de antes de la reforma. Y es que el central Arturo, uno de los refuerzos invernales del Castellón de Kiko Ramírez, creció dándole a la pelota en la placeta, como era norma entre los niños de su generación. Su familia regenta la conocida Ferretería García, uno de los establecimientos más conocidos de la zona. De crío, Arturo solo tenía que cruzar la calle para pasar horas y horas jugando a un fútbol, el más genuino quizá, que en los tiempos de escuelas de césped artificial se resiste a desaparecer. Es Magdalena, finaliza una mañana tibia de fin de semana, el Castellón saborea la dulce resaca de la victoria sobre el Muro y un grupo de niños juega a gol-portero junto a Gaiata 13 de la ciudad. Arturo calma a su perra Olivia, vestida con blusa magdalenera, y contesta a las preguntas sentado en uno de los bancos desiertos a la sombra.
¿Se reconoce en estos niños que juegan en la plaza?
Por supuesto. Esta es mi plaza, aquí empecé a tocar balón. Venía con los amigos al salir del colegio, antes de comer o en la merienda, y jugábamos siempre. Aquí aprendí las primeras lecciones. El fútbol tiene muchas facetas y algunas te las enseña la calle, porque en el barrio hay que ser pillo. Aún conservo a los amigos de entonces. Podríamos quedar perfectamente y rememorar viejos tiempos con una pachanga.
Pronto al de la calle añade el fútbol «en serio».
Primero me costó. Llega un momento que mi padre me pregunta si quiero ir a un equipo a jugar, y recuerdo acudir a un entrenamiento y no atreverme a unirme a ellos. Poco después ya pedí apuntarme. Empecé en el Roda y poco a poco fui mejorando. Pasé al Castellón, donde jugaba de mediocentro hasta el último año, que me retrasaron a la posición de central, y así me fui al Valencia. Allí fui escalando hasta el primer equipo. Hice algunas pretemporadas y llegué a debutar con Silva, Villa... Gente con una calidad tremenda, que hacen fácil lo difícil y ves la diferencia con la élite. Salí luego al Ontinyent y empecé a rodar por Segunda División B hasta que surgió la aventura de la India.
De Grapa a la India, ¿cómo se explica eso?
El contraste es grande. Yo estaba dando vueltas por Segunda B y me llegó la oferta. Hablé con un compañero que estaba allí, las referencias eran buenas y decidí probar por la experiencia. Aprendí muchísimo tanto a nivel personal como futbolístico. Allí tienen mucha afición pero les falta todavía a nivel formativo.
El choque cultural debe ser importante.
Es una cultura muy diferente. A nivel de tráfico, por ejemplo, es caótico. Además de que las vacas tienen preferencia. Cuando acabé en la India volví a España. Pasé por el Arroyo y este año estaba en la Arandina, en Segunda B, pero cuando salió la opción del Castellón no me lo pensé dos veces
¿Por qué?
Primero porque tenía ganas de volver. Llevaba desde los 14 años fuera de casa y acabar de entrenar y estar con la familia o la novia, o quedar con los amigos es una maravilla. Y luego porque el reto de subir al Castellón es muy bonito. Llevo cinco partidos y ya he vivido muchos momentos de gran intensidad, a cada cual mejor. Estoy disfrutando como un niño.
A diferencia de otros fichajes, a Arturo nadie le tiene que explicar cómo es el Castellón.
Soy de aquí y he jugado aquí. Cuando éramos benjamines mezclábamos el A y el B y salíamos a jugar en Castalia, en los descansos. Tengo recuerdos inolvidables de aquello, y también de ver Castalia lleno, que ojalá lo volvamos a ver, poco a poco. Sabía que el Castellón es un club exigente y más aún en la situación que por desgracia se encuentra ahora. El objetivo es ascender, no solo jugar el play-off. Somos conscientes de eso y el equipo está centradísimo. Por nuestra parte no va a quedar, lo pondremos todo para que así sea. El play-off tiene un punto de lotería, pero lo vamos a intentar con todo.
Los refuerzos han aportado mucho y muy rápido.
Creo que el club ha firmado a varios jugadores con experiencia, que saben de qué va esto, y eso va a ser muy bueno cuando nos estemos jugando un ascenso. Esa veteranía será un punto a favor.
Tengo la impresión de que este equipo está más preparado para sufrir que el de la temporada pasada.
Puede ser. Este equipo sabe lo que hay. Sabe que también hay momentos en los que te va a tocar sufrir. En el poco tiempo que llevo hemos tenido partidos complicadísimos, como el de Sagunto, donde el equipo empató donde nadie había sumado, o el de Vila-real, donde hubo que remontar para ganar donde nadie ha ganado.
Sigue siendo difícil, pero ganar la Liga ya no parece imposible.
Nosotros estamos haciendo nuestro trabajo. Lo que hagan los demás no depende de nosotros. Es cierto que nos interesa ser primeros, y lo vamos a intentar mientras haya opción matemática, porque luego te da una ventaja muy grande, pudiendo subir en una eliminatoria o teniendo una segunda oportunidad.
Una de sus aportaciones al juego está siendo el intento de aclarar la salida de balón. Es también un riesgo.
Cuando me contratan, Kiko ya me comenta que, además de ganar seguridad atrás, quiere que juguemos algo más la pelota. Conlleva sus riesgos pero en Castalia se puede hacer. Por encima de todo, eso sí, está el objetivo de ser prácticos, de sumar de tres en tres, en especial en muchos campos de Tercera, en los que no se puede jugar.
Ya ha compartido con Juanra, Guille Vázquez y Álvaro Gómez el centro de la defensa ¿Qué destaca?
Mira, pues para mí lo que hizo Guille el viernes es el ejemplo. Venía de no estar contando mucho en los últimos partidos, salió contra el Muro y dio el cien por cien, en la defensa y en el centro del campo. Y luego Álvaro igual, que le tocó jugar tras la expulsión, y saltó enchufadísimo. Esa es la fuerza del equipo ahora. Todos estamos disponibles para aportar y eso es una garantía para la recta final que nos queda.
