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Una ruta por las «casetes de pedra en sec» en Onda

Los «Pepes» y colaboradores han recuperado algunas construcciones en las puertas de la Serra d'Espadà

Una ruta por las «casetes de pedra en sec» en Onda

La técnica de la «pedra en sec» también está presente en el término municipal de Onda. En sus montañas se asientan una serie de construcciones realizadas únicamente con piedra, pero con mucho ingenio, y que hoy son testigos de un pasado de agricultura y ganadería, cuando por necesidad uno debía tirar al monte y por casualidad a uno le sorprendía la lluvia.

Estas construcciones de «pedra en sec» están esparcidas por todo el término municipal de la comarca de la Plana Baixa, aunque los «Pepes» (personas que trabajan de manera voluntaria y desinteresada en acondicionar las sendas) y colaboradores han recuperado algunas que se ubican a las puertas de la Serra d'Espadà, alrededor de la Caseta de Marimón, un templo de esta técnica de construcción en la que, además de un refugio, hay aljibes, cocinas, mesas y bancos para sentarse, todo ello con la roca como principal material.

A su alrededor se concentran alrededor de veinte de estas construcciones de variados tamaños y estilos. Grandes, pequeñas, en forma de iglú, redondeadas, más alargadas... e independientemente de su forma, todas ellas están en buen estado de conservación.

«Las casetas estaban en buen estado, de lo que nos hemos encargado nosotros es, en muchos casos, de limpiar los accesos y el interior de las mismas», trasladó Jesús Alfonso, uno de los impulsores de la puesta en valor de estas construcciones.

La ruta la realizaron días atrás los miembros del club Desplome y es posible descargarla en wikiloc con el nombre de «Jesalfo». La ruta marcada, de unos 12 kilómetros de distancia, sale del Molí de la Reixa en dirección al riu Sec, donde después de cruzar «les passeres» se coge la dirección hacia el Masset, una obra de considerables dimensiones. Antes de ella hay dos más, aunque cabe puntualizar que están en propiedad privada.

Con una dificultad moderada, el camino discurre entre pinos y alcornoques, entre una frondosa vegetación y unas vistas espectaculares. Desde la cima de las montañas, las personas que realizan esta ruta pueden contemplar los pueblos del entorno, y cada dos por tres, aparece una de las construcciones de «pedra en sec».

Desde el club Desplome imaginan que esta técnica se pasaría de padres a hijos, y que no todos sabrían hacerlas, «porque no es fácil». Además, «si están bien hechas, como son muchos de los casos, el agua no pasa a través de las piedras», matizan.

Como refugio es uno de los principales usos, aunque desde el Desplome tampoco descartan que tuvieran otros posibles usos, como guardar la herramienta necesaria para la labranza, ya que en determinados casos los ribazos delimitan antiguas parcelas.

Las piedras son del terreno, cómo no. Las más largas y planas sirven la mayoría de las veces para configurar el tejado, y las más gruesas para las paredes. Una arquitectura que dio resultado en el pasado, y que ha permanecido prácticamente intacta en la actualidad, y que en ocasiones, en episodios de lluvia, también podrían servir para resguardarse.

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