Marcelino García Toral ya lo avisó nada más aterrizar en el vestuario del Villarreal. «Soy un técnico de poco recorrido, con un carácter especial. Lo que exijo al futbolista suele pasar factura», aseguraba en una de sus primeras ruedas de prensa como técnico amarillo. Al final sus palabras, tres temporadas y media más tarde, han tenido algo de proféticas porque ha sido su relación con el vestuario la que le ha condenado, la que ha precipitado la salida del técnico asturiano del submarino.

Hombre de trato difícil y carácter fuerte, exigente al máximo con sus jugadores con los que no tenía miramientos para abroncarlos en público, Marcelino ya había vivido enfrentamientos directos con jugadores de la plantilla amarilla. Gio dos Santos y Cani tomaron el camino de salida después de agrias disputas con el técnico. Pero el martes, tras una intensa discusión con Mateo Musacchio durante el descanso del trofeo Teresa Herrera contra el Deportivo en Riazor, el poder de los pesos pesados del vestuario pudo con la autoridad y la confianza ganada por Marcelino en tres años y medio.

El entrenador decidió retirarle la capitanía en el encuentro al central argentino, que había estado dos semanas apartado del trabajo con la plantilla ante las negociaciones abiertas para traspasarle al Milan. Este hecho, unido a una relación deteriodada entre ambos, explotó en el intermedio del partido cuando ambos se enzarzaron en una intensa bronca en el vestuario ante el resto de jugadores del equipo.

Los capitanes consideraron insostenible la situación. Este conflicto se ha unido a diferencias en la política de fichajes. El técnico se habría quejado por la lentitud con la que se han cerrado las contrataciones, lo que alimentó la ansiedad de Marcelino. También se ha apuntado a divergencias en la contratación de Pato, ya que el preparador amarillo consideraba que el brasileño no se encontraba en forma para afrontar un cita tan importante como la previa de Champions League.

Despedida silenciosa

Marcelino García y su equipo de trabajo se reunieron en la mañana de ayer con el presidente del Villarreal, Fernando Roig, y el consejero delegado, Fernando Roig Negueroles, lo que obligó a posponer la sesión de entrenamiento del equipo a las 19.00 de la tarde. Fue un encuentro breve y nadie quiso hacer declaraciones al salir. El asturiano permaneció un rato más reunido con la plantilla antes de abandonar la Ciudad Deportiva de Miralcamp.

Así se culminaba una intensa jornada de miércoles en la que el exentrenador del Villarreal se reunió con la directiva para intentar solucionar la situación, después de que los pesos pesados del vestuario exigieran la salida del técnico tras los acontecido en Riazor. Marcelino no quiso ceder, lo que culminó con su salida de la entidad amarilla.