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Vecinos de la playa de Nules denuncian que los cazadores no respetan la zona de coto

Los afectados aseguran que no cumplen los horarios y que en más de una ocasión han caído cartuchos en sus viviendas

La cercanía de un coto de caza con una zona habitada siempre es complicada, pero lo es mucho más si los límites se difuminan y nadie sabe precisar con exactitud hasta dónde llegan, como es el caso del coto de caza menor y acuática ubicado en la playa de Nules que motivó hace casi un año que los vecinos de la zona remitieran un escrito a la Generalitat Valenciana denunciando los malos usos que se producen en época de veda, que provocan situaciones de peligro, pero sobre todo la inquietud entre los residentes.

El coto en cuestión se encuentra en la zona de la marjaleria de Nules, y según explican los afectados «hemos preguntado varias veces dónde están los límites pero nadie sabe precisarlo», ni en el ayuntamiento, ni en la conselleria. Este inconveniente provoca situaciones como que una persona con vivienda en la zona haya tenido la posibilidad de fotografiar a un cazador disparando con una escopeta desde la terraza vecina.

Los problemas no son continuos, dado que se concentran en los cuatro meses de veda entre octubre y febrero, aunque según han denunciado los afectados, durante ese tiempo «en teoría solo podrían cazar desde la salida de sol hasta la puesta, pero lo hacen a cualquier hora». Además, no dudan en denunciar que «se caza de todo, independientemente de que sean especies protegidas o no», alertando de este modo sobre la próxima del Paraje Natural Municipal de l'Estany.

Los residentes han preguntado a aficionados a la caza y gente conocedora del término «y nadie sabe cuáles son los límites del coto» lo que provoca que en más de una ocasión hayan vivido con sorpresa, e incluso miedo, «como caían perdigones en casa» y al recriminarle a gritos este hecho a uno de los cazadores «la respuesta fue de todo menos amable, me dijo que si caían perdigones, que los recogiera».

Los vecinos del área afectada han notificado sus problemas al ayuntamiento «pero no tienen competencia en este tema» y casi un año después «la conselleria no nos ha contestado al escrito que les enviamos», en el que se incluían fotografías y los detalles de la problemática. Únicamente recibieron una notificación de manera extraoficial en la que «nos dijeron que iba a pasarse un agente medioambiental», aunque los vecinos reconocen que el mayor problema para dar solución a este conflicto «es pillarles cuando están incumpliendo las normas del coto».

En cuanto a la posibilidad de negociar con los cazadores para evitar la proximidad con las viviendas, uno de los denunciantes asegura que «es imposible, no se puede dialogar y cuando hablamos con alguno, siempre nos dicen que ellos no hacen esas cosas», pero lo cierto es que los vecinos siguen denunciando estos comportamientos y ya temen la llegada del mes de octubre y el inicio de la veda. «Se pasean con las armas por todas partes y disparan desde cualquier sitio y a cualquier hora», a pesar de la proximidad de las casas, según lamentaron, aunque lo peor, después de tanto tiempo, es que han perdido la esperanza de que se de una solución que haga compatible los dos usos.

Los problemas se producen en una zona poco habitada, pero la Asociación de Vecinos de la playa quiso dar cobertura a su reivindicación tratando la cuestión en la última asamblea ordinaria, trasladando las quejas tanto al ayuntamiento, como a la Generalitat. En noviembre de 2016 se cumplirá un año desde que se pidió por escrito al gobierno autonómico que interviniera en el asunto y en menos de un mes se abrirá la veda.

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