Buena parte del casco urbano de Castelló se caracteriza por sus calles estrechas y edificios de pocas alturas. La parte norte ofrece zonas que destilan cierto encanto, como la plaza Isabel la Católica, localizada entre las calles San Miguel y Sagrada Familia.

Este espacio, muy próximo a la calle San Roque y al centro del municipio, destaca por la tranquilidad que se respira en cada uno de sus rincones. Los edificios de varias alturas que se construyeron en las inmediaciones, como es el caso de la ronda Magdalena, no han llegado a esta parte del municipio.

En la plaza Isabel la Católica, conocida también como la plaça l'Ereta, se congregan diariamente niños y mayores que se acercan a este enclave para disfrutar de su tiempo libre y aprovechar las zonas de sombra, tan buscadas y apreciadas en esta época del año.

Asimismo, esta plaza se llena de gran actividad durante las fiestas de la Magdalena, ya que en ella suelen celebrarse conciertos dirigidos a un público joven. A lo largo del año también se realizan otro tipo de actividades de carácter lúdico que la convierten en un reclamo para todos los públicos.

A pesar de los atractivos de la plaza, la crisis económica también ha hecho mella en sus alrededores y la imagen de este espacio se ve empañada por algunos edificios inacabados y abandonados, vestigio del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Así ocurre con el esqueleto de un inmueble sin acabar de dos alturas localizado en la calle San Miguel. Por otra parte, perviven algunas casas medio en ruinas que afean el entorno.