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El almacén de los olvidos

La oficina de objetos perdidos de la ciudad de Castelló es una de las dependencias municipales que más visitas y llamadas registra diariamente

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Cientos de llaves, carteras, DNI, carnés de conducir, móviles, bolsos, gafas, joyas e incluso sobres con dinero aguardan en la oficina de objetos perdidos de Castelló (Plaza España, 1) a que sus dueños vayan a recuperarlos. Se trata de las dependencias municipales que más llamadas y visitas recibe al cabo del día y uno de los servicios de mayor reconocimiento social. La llegada de objetos extraviados es un goteo diario y encontrar al dueño no siempre es fácil. Es por ello que se intentan agotar todas las vías antes de que el objeto sea destruido.

En el año 2015 se registraron 2.061 objetos perdidos, la mayoría documentos, carteras y todo tipo de llaves. De ellos, 1.054 fueron entregados y 1.007 permanecen en el depósito, aunque en breve serán destruidos. Según explican desde la oficina, si en un año no se ha encontrado al propietario, los objetos se derivan al ecoparque. Todos, menos los documentos que se llevan al organismo que corresponda: DNI a la comisaría de Policía Nacional, SIP a Sanidad, carnés universitarios a la UJI, etc. Y en el caso de textiles a Cáritas.

Cambio de dueño

Los objetos de más valor (dinero, joyas o móviles) son almacenados en una caja fuerte durante dos años. Si en este plazo no se encuentra al propietario, los objetos pueden ser reclamados por la persona que los encontró y que fue identificada previamente. Ahora mismo existe un sobre con dinero que todavía no tiene dueño por lo que la persona que —en un gesto de honradez— lo depositó podría convertirse en su nuevo propietario.

El trámite hasta encontrar al propietario —a través de llamadas telefónicas o por correo postal—puede durar unos meses y siempre hay quien nunca pierde la esperanza de preguntar y que le digan que, efectivamente, aquel móvil que perdió hace meses se encuentra en dependencias municipales.

Es el caso de Carla Alberto, de 21 años, que en Semana Santa extravió su teléfono móvil cuando bajaba del coche. Todavía sigue yendo «por si suena la flauta», comenta.

Lo cierto es que su ubicación, en el número 1 de la Plaza España, propicia un chorreo de visitas y, en ocasiones, la gente acude como si de un museo se tratara. Y no es para menos. Los objetos se exponen en estanterías para que puedan ser reconocidos y algunos de ellos son realmente curiosos. Las llaves, las carteras y los documentos son los objetos más extraviados pero también llegan fotos antiguas, hay un Código Penal, algún que otro peluche, bicicletas y el libro «Un hombre» de Oriana Fallaci que también aguarda a su amo para que termine su lectura.

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