La crisis económica, con especial virulencia a partir del año 2008, tiene su principal reflejo en el urbanismo, depravado en muchas ocasiones, que ha dejado a numerosas ciudades de la provincia con solares sin vida, con carteles de promociones borrados por el paso del tiempo y con esqueletos de inmuebles que pusieron los cimientos, pero que se quedaron en el camino.
El distrito marítimo de| Castelló tampoco ha sido ajeno a ello y son varios los puntos del Grau en los que ha quedado marcada la huella de la crisis económica. Los conductores que cruzan por el camino Serradal, próximo a la rotonda que da acceso a la autovía del puerto, se encuentra en primer plano con el esqueleto de un edificio abandonado por la promotora de turno. El inmueble se ha convertido ya en un elemento más de la zona, una estructura inerte que afea el paisaje y que tiene visos de permanecer tal cual durante años.
A los pies del edificio nos encontramos con el contenedor que convirtió en caseta informativa una inmobiliaria que vendía sueños y las 'mejores' condiciones a los futuros compradores. Esta caseta está hoy totalmente esquilmada, con material esparcido sus pies y objeto de todo tipo de tropelías.
Esta decrépita estampa, que se repite en otros puntos de la capital de la Plana, contrasta con la vida que comienza a haber en otros solares el barrio. Es el caso del huerto urbano ubicado entre el camino Serradal y el Parque del Pinar, el tercero que se puso en marcha en la ciudad. Con 3.120 metros cuadrados, se emplazará en la calle Triana y dispone de medio centenar de parcelas, ocupadas todas por vecinos de la zona.
El ayuntamiento puso en marcha hace un mes un ciclo de visitas a los huertos urbanos de la ciudad por parte de un profesional, para analizar el trabajo realizado y dar soluciones a los problemas ocasionados. En total sin cinco, algunos con tres años de vida como el del Segon Molí.
