La apertura de la Universitat Jaume I en 1991 propició el posterior desarrollo de una nueva barriada en sus inmediaciones bautizada como Raval de la UJI. En las últimas décadas se ha convertido en un núcleo residencial de familias jóvenes y estudiantes. Sus amplias avenidas y sus extensos jardines convierten el Raval en unas de las zonas más apacibles para vivir de la capital de la Plana.
La lejanía con el centro de la ciudad se ve compensada por la existencia de la línea del Tram, un transporte en vía reservada que en apenas 10 minutos une la Universitat con el casco antiguo. Destaca del Raval el parque Botánica Carmen Albert, un lugar donde cada día se reúnen decenas de vecinos y en que la asociación vecinal lleva a cabo diferentes celebraciones. Tiene pendiente la construcción de otro colegio, ya que cuando se planificó no se previó el suficiente suelo dotacional, además de un centro de salud.
En contraste, los grupos de Santa Bartolomé, San Enrique, Mestrets y Quadra Borriolenc sufren desde hace años una situación de abandono. Sus escasas viviendas se encuentran rodeadas de solares sin edificar que acumulan maleza. Su proceso de degradación comenzó con el anuncio del ahora paralizado PAI Mestrets. Este desmesurado plan urbanístico impulsado por los anteriores ejecutivos del PP vacío antiguas masías, algunas de las cuales han sido ocupadas. En julio, un incendio se originó en un solar de la zona y llevó la alarma al vecindarios. El gobierno local esta a la espera de aprobar la revisión del Plan General de Ordenación Urbana para intentar recuperar este enclave.
