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Bajo la atenta mirada de la torre mudéjar de Jérica

La localidad del Alto Palancia ofrece una ruta por las plazas, portales e iglesia para conocer su casco urbano

Bajo la atenta mirada de la torre mudéjar de Jérica

Entre las Sierras Espadán y Calderona, el municipio de Jérica de unos 1600 habitantes es, sin duda, una magnífica opción de escapada rural donde callejear por sus recónditos y encantadores rincones del casco antiguo, conocer su rico patrimonio, degustar su gastronomía o respirar aire puro paseando y caminando por sus montañas y parajes. Y es que también los amantes del senderismo, la escalada, el ciclismo u otro tipo de deportes pueden hallar en Jérica múltiples opciones de cara a disfrutar de sus senderos locales, la vía verde de Ojos Negros o practicando escalada en la Vuelta de la Hoz.

La ruta de hoy permitirá conocer el casco urbano de Jérica a través de un recorrido con flexibilidad de duración, dependiendo el tiempo que el visitante desee detenerse en cada lugar.

Partiendo de la plaza Germán Monleón, presidida por la fuente de Santa Águeda del siglo XVIII, nos desplazaremos hasta la calle del Río para visualizar El Socós. Convertido en Centro Socio Cultural en 2007, esta antigua iglesia de estilo barroco con portada manierista fue construida en 1570 como iglesia del convento de Agustinos de Jérica. Tras visitarlo subiremos por el Arco de Santa Ana, antigua torre de defensa del siglo XVI, hasta los pies del emblema de la localidad, su Torre mudéjar. De estilo gótico y manierista mudéjar, la Torre fue declarada monumento histórico artístico nacional en 1979. Está formada por tres cuerpos octogonales, de los cuales el primero se cree que fue construido por los árabes en el siglo XII. El segundo contiene las campanas, que son volteadas de manera manual en la mayoría de festejos. La torre está abierta al público durante el volteo y es posible solicitar la visita por sus inmediaciones.

Para continuar nuestra ruta bajaremos a la era de la resbaladera y llegaremos hasta la ermita de San Roque, ubicada en la parte baja del castillo, dentro del primer recinto amurallado y sobre una anterior construcción árabe. Una ermita que nos conducirá hasta la Torre del Homenaje. Conocida como la Torreta, único resto que se conserva del castillo y que presumiblemente data del primer tercio del siglo XV.

Descenso con encanto

Tras ello, regresaremos a la era para comenzar el descenso por una de las calles con mayor encanto de la población.

Cubierta de flores, la imagen de San Roque preside este mágico rincón de la población que utilizaremos para bajar y, a la izquierda, subir a la calle Horno Pequeño donde divisar, en la plaza Maestro Puchades, el Portal de la Sala, de fines del siglo XIV. Ya por Historiador Vayo, llegaremos hasta la plaza de la Iglesia de Santa Águeda, la patrona del municipio, de estilo barroco y neoclásico en la capilla. Aledaño a la iglesia, está actualmente el museo municipal con importantes fondos que, además del retablo de San Jorge del gótico como obra relevante, alberga una de las colecciones de lápidas funerarias más importantes de la Comunitat Valenciana.

Tras visitar el museo seguiremos por la calle Rey don Jaime donde, a media altura y a mano izquierda, veremos el Arco del Hospital. Continuaremos para llegar de nuevo a la plaza Germán Monleón y bajaremos por la calle Loreto, donde está la ermita a la que da nombre y la de los Desamparados, que nos conducirá hasta la Fuente de Randurías. Partiendo de esta fuente de siete caños, iremos por el paseo hasta llegar a los Chorradores, punto de partida de la Vuelta de la Hoz. Se trata de un bonito recorrido de poco más de un kilómetro y dificultad fácil que bordea el cauce del río hasta cruzarlo en un enclave único entre pinares y montañas.

Una vez en el puente de Navarza, comenzaremos la subida hasta la plaza de la que hemos partido para finalizar nuestra ruta, de gran encanto, por el

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