La asociación Diabetes Castelló (Di-cas) reclamó ayer que los colegios incorporen la figura de la enfermera o enfermero escolar para que atiendan a los niños diabéticos (tipo 1) y que necesitan un mayor control en la alimentación y el suministro de la insulina. Según explicó ayer la presidenta de Di-cas y enfermera experta en diabetes, María Teresa Marí, la creación de un grupo de enfermería facilitaría tener un control sobre los casos de diabetes en los colegios de Castelló. «Quizá no es necesario que cada colegio tenga un enfermero pero creo que sería importante plantearse el crear un grupo que tuviera controlados las escuelas con algún niño diabético y hacer visitas periódicas para controlar al menor», señaló Marí.

La asociación organizó ayer una mesa redonda en el hotel Jaime I de Castelló con motivo del Día Mundial de la Diabetes que se celebra el próximo lunes. En dicha mesa participaron madres con hijos diabéticos. Una de las madres, Erika Antuña, hizo hincapié en el «esfuerzo» que tienen que hacer los padres para que sus hijos «hagan vida normal». «Tenemos que calcular los hidratos de cada comida y las raciones para después suministrarle la insulina que le hace falta. Además, también tenemos que tener en cuenta la actividad que va a hacer ese día porque la dosis no es la misma si va a estar en reposo o si hace ejercicio, por ejemplo», añadió.

En todo este proceso, Antuño destacó la labor de la educadora en diabetes del Hospital La Plana de Vila-real que es quien les explicó cómo calcular las raciones conforme a la evolución del menor y, además, les hace un seguimiento para enseñarles los cuidados a medida que el niño va creciendo. La presidenta de Di-cas es quien desarrolla esta labor en la Plana.

La madre participante en el debate comentó que, en el caso de su hija, «nunca ha faltado a una excursión ni un cumpleaños». «Si ha hecho falta, a la hora de la comida me he trasladado donde estaba mi hija para hacerle el control», añade. El control es vital en el caso de los niños y adolescentes, incluso por la noche. «Me tengo que levantar al menos una vez para comprobar que los niveles de azúcar están bien», apostilló. «Es difícil pero hay que aprender para que pueda hacer lo mismo que el resto de niños de su edad», concluyó la madre.