Reconocer el papel de la sociedad civil y las entidades locales a la hora de colaborar en la difusión de la cultura de Defensa, con el fin de dar a conocer y promocionar los valores que rigen el funcionamiento de las Fuerzas Armadas. Con esa premisa, Castelló acogió ayer la celebración del Día de la Subdelegación de Defensa, un acto solemne que -un año más- se celebró el sábado más próximo al día 13 de noviembre y que, además de servir de marco a la imposición de diversas condecoraciones y reconocimientos, contribuyó a visibilizar la estrecha relación entre la institución militar y su entorno más inmediato.

Y es que, según destacó el subdirector general de la Administración Periférica del Ministerio de Defensa, el coronel Jesús Ángel García Lidón, «únicamente entre el 1 de enero de 2012 y el 31 de diciembre de 2015, las delegaciones de Defensa atendieron a 1,6 millones de personas y tramitaron 1,8 millones de documentos, además de sumar más de 26.000 solicitudes para juras de bandera y organizar 71 exposiciones y 4.136 conferencias dirigidas a los más jóvenes», entre otras iniciativas.

En ese sentido, el subdelegado de Defensa en Castelló, el coronel Javier Ferrer, recordó que en el caso de las comarcas castellonenses, «hemos sido la tercera provincia española que ha registrado una mayor participación de colegios en el concurso 'Carta a un militar español', únicamente por detrás de Madrid y Sevilla». A su vez, alabó la «generosidad» de un territorio «que sabe compartir y acoger, en todos sus ámbitos», desde empresarios a estudiantes, administraciones, profesorado o autoridades, entre otros.

El acto institucional sirvió a su vez para efectuar la imposición de recompensas al personal militar destinado u adscrito en la Subdelegación de Defensa, así como al personal civil, entregar las hojas de servicio al personal que en el último año ha pasado a la situación de retiro y entregar los premios del concurso de tiro 'II Tirada Cívico-Militar', celebrado con motivo del Día de la Subdelegación, en las categorías tanto de equipos como individual. La interpretación de la pieza 'La muerte no es el final', por parte de tres dolçainers y un tabaleter de la Colla de Dolçainers, Tabaleters i Trabucaires Xaloc, y la colocación de una corona de laurel en el monolito de homenaje a los caídos cerraron el acto.