Algo tan sencillo como 'escuchar' y qué complicado resulta a veces en la frenética sociedad actual. Son muchas las personas que viven en la soledad y que necesitan a alguien con el que compartir sus miedos, sus necesidades, su propia angustia vital. El Teléfono de la Esperanza cubre ese papel para muchos hombres y mujeres que no tienen al lado, y son más de los que se pueda pensar, un hombro sobre el que recostarse y charlar.

La entidad cumple este años 45 años a nivel nacional y 15 desde que abrió su sede en Castelló. Fue en 1971 cuando el religioso Serafín Madrid lo puso en marcha en Sevilla y en Madrid. Dede entonces, el Teléfono de la Esperanza ha ido expandiéndose por todo el territorio nacional y se ha convertido en una entidad puntera de voluntariado social, con un voluntariado abundante, selecto, con un alto nivel de formación y compromiso, y abierto a afrontar también los nuevos retos que presenta el siglo XXI.

La línea se abrió en Castelló en 2001, como recuerda Eneida Paz, presidenta provincial del Teléfono de la Esperanza. Dos son las fórmulas para que los ciudadanos contacten con la entidad: a través del número 964 22 70 93 o en su sede, situada en el número 8 de la calle Segorbe de la capital de la Plana. Eneida Paz, acompañada habitualmente por el coordinador de Proyectos y Programas, Taquio Barreda, explica que su objetivo no es otro que «intentar apaciguar el desasosiego en el que se halla la persona que llama, que suele estar en una situación difícil, de bloqueo».

En este sentido, explica que «no es lo mismo oir, que es algo automático que todos hacemos, que escuchar, una cualidad muy necesaria que debe tener toda persona que quiera ayudar a su prójimo». La escucha «va más allá, implica tener actitud y empatía, establecer un vínculo con la persona que nos llama. Solo con que se sienta escuchada ya ayudamos en un 80 por ciento al hombre o mujer que nos llama». Mantener el anonimato, ya ea vía telefónica o de manera presencial, es una prioridad de la entidad, que cuenta con unos 30 voluntarios, que previamente se han formado durante un año. Eso sí, Eneida Paz hace un llamamiento a los castellonenses para que se sumen al proyecto «porque necesitamos más y solo les pedimos cinco o seis horas de su tiempo a la semana».

Sobre el perfil, suelen llamar más las mujeres, que trasladan temas de soledad, ruptura con la pareja, desamor, autoestima baja y bastante a menudo «mucho deseo de quitarse la vida». De hecho, uno de los grandes retos del Teléfono de la Esperanza es «brindar todo nuestro apoyo a las personas que se plantean el suicidio, y para ello también tenemos en marcha un proyecto para contar con un especialista que lleve estos temas con la mayor sensibilidad posible».

La entidad intenta hacerse visible ante la sociedad castellonense con eventos como el celebrado este pasado sábado bajo el nombre de «Día de la Escucha». La plaza Santa Clara acogió manualidades infantil, talleres y mesas informativas, todo acompañado por la colaboración de la pintora María Griñó, que pintó un cuadro en directo. El próximo 3 de diciembre, en su sede, celebrarán también un taller de formación para el crecimiento personal, que empezará a las 10 de la mañana. Al margen, realizan otros actos a lo largo del año para intentar recaudar fondos para el funcionamiento de la organización, que cuenta con apoyos puntuales de entidades como la diputación o el ayuntamiento. « Aquí nadie cobra nada y sobrevivimos gracias al esfuerzo de todos los voluntarios», explica Eneida Paz.