La escritora Rosa Montero participó ayer en un coloquio de la Fundación Caja Castelló para presentar La carne, su última novela, una historia sobre el amor que se da y que se necesita recibir, sobre gente herida por el pánico a la soledad y a no ser nunca amada, una narración sobre las cicatrices del tiempo y quiénes dejamos de ser, una novela sobre la edad, esa línea de sombra que una mujer vitalista siente declinar con los años. Una historia sobre «el destino de la vida», aclara la autora.

En La carne, una mujer que acaba de llegar a los sesenta años, ha sufrido un desengaño amoroso y quiere impresionar a su examante exhibiendo una nueva conquista. El desarrollo de la historia es una metáfora sobre el tiempo, el miedo, la pena del tiempo, que late en todas las obras de Rosa Montero. «Porque estoy hablando de la carne que nos mata, la carne que nos envejece, la carne que nos enferma?, y al mismo tiempo estoy hablando de la carne que nos lleva a la gloria, de la carne que nos hace rozar la eternidad, porque cuando estamos en la explosión de la pasión la carne nos libra de la muerte, precisamente. Estoy hablando de eso; pero ya te digo que de eso estoy hablando en esta novela y en todas las demás», subrayó.

«Todas mis novelas son novelas de supervivientes», afirmó la autora. «Llega un momento en el que no puedes reinventarte, puedes volver a empezar, pero ya no de cero. Llevas a la espalda una mochila llena de piedras que son los sueños rotos, el daño que has hecho, el daño que te han hecho, los miedos que te han impedido hacer cosas. Y a medida que pasan los años es peor, no solo porque llevas más piedras que te llevan doblado, sino que el tiempo que tienes para rectificar esos errores es cada vez más pequeño», subrayó la escritora

Porque la edad pasa: «En todas mis novelas se muestra esa inquietud. Yo me decía a mí misma, a esa edad: «Mira, Rosita, qué tarde tan bonita. ¡Disfrútala porque luego corriendo corriendo estarás esta noche en la cama durmiendo, corriendo corriendo estarás mañana en el colegio, corriendo corriendo se habrán muerto tus padres, corriendo corriendo te habrás muerto tú! ¡Con diez años me decía eso!».

Inevitable plantearse si no estará sobrevalorada la juventud, a lo que Rosa Montero respondió que «al contrario. Es todo lo que tenemos. Cuando ya llegas a una edad valoras mucho más la juventud, en el sentido de su relación con el futuro. Ser joven en sí mismo es fantástico y maravilloso, pero es que tener futuro es fantástico y maravilloso porque la vida es maravillosa. Es todo lo que tenemos. Cuando somos jóvenes venimos al mundo con años, un capital que vamos perdiendo cada día. Yo no añoro el futuro, ni ser la que fui. Añoro tener los años, el capital para gastar de la juventud». Montero recibió una cálida acogida en el acto organizado por Caja Castelló.