Este año se cumplirá el vigésimo quinto aniversario del incendio que arrasó con el Desert de les Palmes, en diciembre de 1992. Un incendio que ocasionó graves consecuencias en la rica flora y fauna de este parque natural. Aún hoy se están pagando las consecuencias de la negligencia humana. Según un vecino de la zona, «eran alrededor de las doce del mediodía, hacía mucho sol y un fuerte viento», además «no había ninguna medida de prevención de incendios»
El Desert es uno de los principales valedores de la rica y extensa biosfera de la provincia de Castelló. Algunos quizá solo se acuerden de él cuando, cada cierto tiempo cuando la caravana de la Vuelta Ciclista a España discurre por la zona. Este mal llamado desierto, que nada tiene de desierto, debe su nombre a la presencia de una orden carmelita que denomina "Santos Desiertos" a los espacios dedicados al retiro espiritual y a la abundancia de palmitos, por tanto, forma el nombre compuesto por estas dos palabras: "Desierto de las Palmas". Un paraje que es junto a las Islas Columbretes, de los espacios naturales más representativos de nuestra provincia.
Por desgracia, la historia del Desierto de las Palmas como la de tantos otros espacios naturales españoles, está estrechamente relacionada con los incendios (España es el país Europeo más afectado por incendios forestales, el 96% de los cuales son culpa del ser humano). Este paisaje de 3.293 hectáreas de amplitud, sufrió en 1985 un gran incendio iniciado en la localidad de Cabanes y en el cual se quemaron cerca de 1.500 hectáreas de pinar y arbustos, principalmente del término municipal de Benicàssim.
Para proteger el Desierto de las Palmas, en el año 1989 fue catalogado como paraje natural por la Generalitat Valenciana, lo que llevaba implícito unas medidas de protección y conservación ante posibles nuevos incendios. Tres años después, el 8 de diciembre de 1992 otro incendio arrasó otras 1.050 hectáreas pertenecientes al paraje natural, que no habían sido afectadas por el incendio anterior.
«No se había puesto ninguna medida en marcha, y por lo tanto no se había creado cortafuegos, ni habilitado balsas de agua. Se hizo un plan de prevención de incendios para eso se contrató a una empresa privada, pero las tareas de prevención no se hicieron», relata Antonio Rodríguez, gerente del restaurante del Desert y testigo presencial de aquel incendio.
«Empezaron a llegar bomberos y policía, el viento impidió que llegaran los helicópteros y aviones, el incendio duró toda la noche... en el restaurante tuvimos que cerrar y sacar todas las bombonas de butano por si llegaba el incendio, muchos vecinos y yo pusimos los riegos automáticos en marcha para que hubiera humedad». Rodríguez nos relata cómo, finalmente, el incendio se detuvo gracias a que la pista de la Pobla de Tornesa y a que las urbanizaciones actuaron como cortafuegos.
Agustín Giménez, un vecino de la zona que participó como voluntario en las tareas de extinción del incendio, nos cuenta como fueron las tareas de extinción aquel día. «Fuimos unos cuantos vecinos para ayudar en lo que se pudiera, la extinción del incendio aquel día se organizó muy mal, había muchísimo viento y los bomberos no estaban coordinados, fue todo un descontrol, los bomberos de la zona se contradecían continuamente en las instrucciones que nos daban».
La Generalitat tras este incendio anunció un plan de inversión de 800 millones de pesetas en un plan de reforestación de la zona, pero Rodríguez no lo ve igual. «A partir del segundo incendio se hizo una campaña de reforestación, más que nada de imagen, porque el desarrollo de verdad en el paisaje no se dio hasta mucho después con la creación de balsas, ahora van a crear dos nuevas, una zona para helicópteros, que tampoco hay, y los cortafuegos. Hasta ahora lo que se había hecho era aprovechar las líneas de los cables de Iberdrola para que sirva de cortafuegos, pero no se han tomado medidas de verdad de limpieza ni de prevención».
Desde el Consell, se informa de un plan de prevención de incendios que se está llevando a cabo desde 2006. Plan que tiene por objeto la provisión de recursos hídricos, evitar problemas de erosión y mejoras en la conservación de las comunidades faunísticas, de flora y de vegetación. Se centra en prevenir incendios, aumentando la vigilancia en dos niveles (vigilancia fija y móvil) haciendo estos tareas de control para evitar incendios, controlando quemas o bien a través de la limpieza del paraje.
Por otra parte, se pretende evitar la propagación de incendios a través de la creación de infraestructuras y pautas de actuación que permitan que en caso de incendio la superficie afectada sea la menor posible. Por último, en conservación de vegetación se están llevando planes control de plagas y acerca de protección de fauna se han llevado a cabo planes de recogida de tortugas que puedan alterar el ecosistema o también la construcción de cajas nido para proteger a las aves.
En la actualidad, el Desert se ha ido recuperado de sus heridas con el paso de los años, buena parte de la vegetación ha vuelto a crecer ya sea gracias a los planes puestos en marcha por la Generalitat o gracias al simple paso del tiempo. La fauna también ha ido restableciéndose en el lugar, después del gran incendio del año 92 se perdió la diversidad animal en la zona. Ahora, tras el paso de los años vuelve a haber diversidad en la fauna del lugar.
La visión del Desert de les Palmes en la actualidad es, por tanto, esperanzadora. No obstante, la amenaza de los incendios forestales sigue cerniéndose sobre este paraje. Incidentes como el de 2006, cuando un nuevo incendio provocado por la imprudencia de dos hombres arrasó 25 hectáreas. Incluso este verano el paraje se vio amenazado nuevamente por un incendio en Cabanes.
Por ello es fundamental perseverar en la protección del paraje y evitar errores pasados.
