Lo bueno de ganar es que nadie pide explicaciones. Lo malo de perder es tener que dar explicaciones. Lo peor de perder es que esas explicaciones siempre parecen excusas. El Castellón se pegó un par de tiros en el pie ante el Torrevieja, perdió, y de repente todos los problemas crecen: los impagos en las nóminas, la crisis perenne del club, las lesiones acumuladas, lo caro que está este año el play-off de ascenso. El Castellón perdió 1-2 y eso será así mañana y pasado, por muchas explicaciones que se den, y perdió quizá el peor día posible, si se piensa en las consecuencias del medio plazo.

Perdió el Castellón, cabe subrayar, porque el matiz fue así: perdió el Castellón y no ganó el Torrevieja, que se limitó a esperar y aprovechar errores. Hubo dos momentos cruciales en el partido. A la hora de juego, el entrenador Manu Calleja renunció a la doble delantera e introdujo a Lolo Ivars en la zona de enganche. Escoltado por Marenyà y Ximo Forner, con Zarzo, Chema, Abraham y Álex López pisando los flancos, el Castellón formó con el equipo más asociativo posible. Se ordenó con cierta pausa, alternando brillos y fiascos, pero acumulando llegadas más o menos claras. El plan tenía mejor pinta y pese a ello perdió, hay que insistir, perdió porque no hubo delantero -la sequía de Esaú comienza a ser llamativa-, y perdió por el peso del otro momento crucial: la lesión del central Enrique.

A Enrique lo relevó al descanso Álvaro Gómez. El club realizó una fuerte apuesta por Álvaro en noviembre. Su nombre se utilizó para justificar el despido de Arturo Navarro, uno de los capitanes y uno de los centrales habitualmente titulares. Desde entonces Álvaro ha transitado por la irregularidad, picoteando minutos, pero ayer mostró de nuevo sus carencias para una categoría, la Tercera, en la que cualquiera llega con el latín aprendido. Advirtió en el 66, obligando a la corrección al límite de Guille Vázquez, y repitió en el 67, en otro balón frontal mal defendido por la zaga, que culminó en penalti de Álex López y gol de Lewis, a la postre definitivo.

En el primer tiempo hubo similitudes, tanto en la imprecisión en área ajena como en las facilidades en el área propia. El dominio fue de entrada, como se esperaba, del Castellón. La sanción de Clyde dio chance a Marenyà, que se compinchó con Forner en la medular para adelantar la línea de presión y mascar las jugadas con tiento. Sin embargo, las circulaciones morían en lo definitivo. Volcado en el costado diestro, Chema se quedó a medias en el desborde y los centros combados de Abraham no encontraron rematador, pese a la corpulenta dupla de ataque.

A remolque

Fue el Torrevieja, que se plantó con tres centrales pero trató de evitar encerrarse en su área, quien golpeó primero. Avisó Pastor al cuarto de hora en un disparo enroscado que desvió Zagalá a la esquina, y acertó al minuto siguiente Salazar en el 0-1, castigando una serie de desatenciones albinegras -de Guille a Chema de lado a lado- en la continuación de un saque de banda.

En desventaja, el Castellón respondió con temple desigual. La excesiva ansiedad en los metros finales penalizaba el avance paciente el juego de posición. Fue Javi Zarzo quien giró la tortilla. Abandonó el costado e hilvanó por dentro. La travesura final en el área fue preciosa y valiosa. Zarzo cobró un penalti que él mismo transformó, como en el patio del cole y como Chema dos semanas atrás: al que se lo hacen lo tira. Era el minuto 27: uno a uno en Castalia.

Al descanso se llegó arrastrando la misma tónica. Amasar de pelota albinegra, sin excesivo peligro para tanto volumen y tanto pasillo, y réplicas puntuales e incisivas del conjunto salinero, bien armado, rocoso en el cuerpo a cuerpo, sin frío. En el vestuario se quedó lesionado Enrique. Ahí quedó también cierta agresividad competitiva.

Con 1-2 el Torrevieja tiró de manual: calambres, enredos y bromas ninguna. Al Castellón se le atragantó el desafío, aunque no le faltó coraje y pudo empatar en pleno acoso: un piscinazo de Chema, el juego de rebotes del negado Esaú y el bullicio estéril de Joao Vitor. Tampoco la pelota parada apareció para rescatar a un equipo herido.