La batalla más hermosa tuvo lugar ayer en Castelló. Hasta 5.000 kilos de confeti transformaron la avenida Rey don Jaime, entre la calles Clavé y Zaragoza, en un paisaje de ensueño. El fantasioso ambiente por la diversidad de colores, a consecuencia de una lluvia de diminutos papeles, convirtió a los más jóvenes en protagonistas de un cuento, del que también se sintieron partícipes los más mayores, muchos de los cuales sucumbieron a la contienda para mostrarse más activos.

Por esperado, el Coso Multicolor no decepcionó a nadie. Ni a las combatientes en lo alto de sus engalanadas y bélicas carrozas, ni a los adversarios apostados a ambos lados de la avenida, dispuestos a repeler el ataque sin contemplaciones. El propósito de la contienda se cumplió con creces a lo largo de su duración. La diversión se apoderó de las más de 3.000 personas que se dieron cita en Rey don Jaime en uno de los actos marcados con rojo en el programa de fiestas durante cada edición de la Magdalena.

Para aquellos más reacios a participar en el asalto, resultó imposible reprimir los deseos de tomar parte, que crecieron a medida que las carrozas fueron intensificando la ofensiva de confeti. Incluso, en algunos momentos, el aguacero de papelitos adquirió tal magnitud y densidad que adivinar la persona de enfrente representó misión poco menos que imposible.

La actuación previa de las bandas de Suiza, Eslovenia y Ucrania, participantes del Famm! Tombacarrers, supuso un preámbulo realmente prometedor. La música y alegría que transmitieron los grupos internacionales contagiaron al público presente en la avenida, de manera que cuando comenzó realmente el Coso Multicolor no hubo que incitar demasiado a jóvenes y mayores para contraatacar al bombardeo de confeti de Na Violant d´Hongria, las 19 comisiones gaiteras y las reinas de las fiestas. Las 22 carrozas, con 350 guerreras, desfilaron por ese mismo orden, siendo las comitivas de Estefanía Climent y Berta Montañés las que cerraron el desfile.

Tras una primera vuelta de calentamiento, en la que las protagonistas se limitaron a saludar, la segunda abrió por completo las hostilidades.

El derroche de colorido de las carrozas encontró una rápida respuesta por parte los espectadores, cuya contundencia se intensificó en tanto en cuanto fue aumentando la acumulación de papelitos en el suelo.

Las carcajadas, gritos y carreras en la avenida por lanzar la mayor cantidad posible de confeti caracterizaron el Coso Multicolor de principio a fin. Se trataba de pasárselo bien, siempre dentro de unos límites y con cierta prudencia, así que todos dieron rienda suelta a la fantasía para entregarse al recreo y cachondeo.

Todo muy rápido

Para los más pequeños, el Coso Multicolor transcurrió en un abrir y cerrar de ojos, como lo que les dura un caramelo en la boca. Hubieran aguantado toda la tarde, hasta bien entrada la noche, lanzando los diminutos papeles sin ningún tipo de rubor.

El cansancio y desfallecimiento no tenían cabida, cuando la prioridad era explayarse con el esparcimiento, más cuando las fiestas entran en su recta final.

Esa sensación de querer más también se instaló en Marina Redó, Na Violant d´Hongria, y sus «dones de companya»; las reinas de las fiestas y sus cortes; así como las madrinas y las comisiones.

La adrenalina en ellas fue máxima. Más allá de retroceder en su infancia, el Coso Multicolor les hizo olvidarse por unas horas de su gran responsabilidad como portavoces festeras que, en muchas ocasiones, requiere de un protocolo rígido y hermético, poco dado a la imaginación e improvisación.

De hecho, para la ocasión de ayer, Na Violant d´Hongria, las reinas de las fiestas y demás representantes guardaron en el armario sus vestimentas de gala para participar en la batalla de confeti con trajes de «llauradoras». También las carrozas mostraron su lado más combativo, decoradas muchas de ellas con motivos medievales, rememorando con ellos los orígenes de la ciudad.

Después de varios giros, el asfalto y las aceras de la avenida Rey don Jaime eran prácticamente inapreciables. El suelo mostraba una inusitada y sorprendente variedad de colores, como si se hubiera desenrollado sobre él un tapete de papeles.

Ese instante delató que el final del Coso Multicolor estaba próximo. Ya, sin más confeti que lanzar desde las carrozas al estar completamente esparcido sobre el pavimento de la avenida, fue el momento de concluir uno de los actos más participativos de las fiestas de la Magdalena.

El buen sabor de boca de los miles de castellonenses presentes tuvo su continuación con los diferentes eventos de la jornada. Por ejemplo, el Famm! Fest (teatro de calle itinerante), que sorprendió a centenares de personas en la calle Zaragoza mientras regresaban a sus domicilios o simplemente buscaban otro lugar donde seguir con la fiesta.