Después de casi un año de trabajo, la representación de «la Santa Cena» encargada por la parroquia de San Bartolomé y San Jaime de Nules al pintor castellonense Vicente Traver Calzada, ya preside desde su parte más elevada el altar en el que reposan los restos de los mártires de la Guerra Civil. Un cuadro de gran formato que con el realismo propio de este artista, intenta reproducir con la máxima finalidad posible «cómo se desarrollaba la cena pascual judía tradicional».

Aparte del valor artístico de esta obra de 700 centímetros de largo por 300 de ancho, el hecho distintivo es que forma parte de un proyecto que viene desarrollando la parroquia desde hace años para vestir un templo que se caracterizaba por la desnudez de todas sus paredes. La iglesia arciprestal de Nules, construida sobre las ruinas del templo destruido durante la Guerra Civil, ha ido incorporando poco a poco diferentes elementos a fin de embellecerlo, como fue el caso en su día de la construcción del gran retablo del altar mayor.

Hace algún tiempo, con el visto bueno del obispado, se decidió trasladar los restos de los sacerdotes asesinados durante la guerra, creando ex profeso un altar junto a la imagen del Sagrada Corazón, que es la que preside la entrada principal al edificio desde la plaza Mayor. Precisamente para este espacio recibió un primer encargo Traver Calzada, que realizó los retablos del Cristo yacente y los sacerdotes mártires, así como un marco para la imagen.

Gran predisposición

Según el autor «en principio lo que me encargaron fue realizar los retablos de la parte inferior, pero al finalizarlos enseguida coincidimos en que la parte superior quedaba muy vacía». Traver Calzada reconoce la predisposición y ánimo colaborador tanto del párroco, Mosen Esteban Badenes, como del Cronista Oficial de La Vila, Vicent Felip Sempere, que no dudaron en considerar que la elección de la Santa Cena era la idónea.

A partir de ahí se planteó un reto para el que el pintor de Castelló está ya familiarizado, ya que hasta el momento ha realizado diferentes obras de gran formato como las que se pueden ver en el altar mayor de la arciprestal de Castelló, en la Basílica del Lledó, en la iglesia de Alcalá de Xivert o en la capilla de la Comunión de Cabanes.

En este caso, el lugar elegido para ubicar la composición requería de un estudio pormenorizado, que llevó al pintor a escoger la técnica «del temple con yema de huevo emulsionado con aceite espesado y barniz Dammar», combinado con óleos. Se trata de un trabajo «artesanal» y «muy meticuloso», pero que garantiza que la obra se podrá apreciar perfectamente desde cualquier punto, sin brillos. Traver Calzada admite que no solo «me encanta utilizar esta técnica», sino que además se siente muy cómodo realizando este tipo de pinturas en las que, además, se repite una de sus costumbres habituales: la representación de rostros reales para sus personajes, alguno muy conocido en la localidad.

El reto ha sido tan «satisfactorio» para todas las partes implicadas, que no se descartan nuevas colaboraciones. De hecho, el pintor asegura que una vez colocada su última obra en su lugar «ya me imagino otras cosas para las paredes vacías».