La zona gastronómica de las tascas de Castelló se ha ubicado tradicionalmente en las calles Barracas e Isaac Peral. Ahora se queda con sólo una calle tras cerrar el histórico El Mejillón, el último local que quedaba abierto en la segunda de ellas. El Mejillón se suma a La Cueva, que ya bajó la persiana meses atrás.

El bar ahora clausurado abrió sus puertas hace 45 años y era el más antiguo de las tascas junto a La Oficina, de Ernesto Bou. El responsable de la misma explicó que ha tomado esta decisión «porque por la presión que tenemos ya no podemos vender». Asegura que sus ventas han bajado un 70 % y que no podría mantener los salarios de sus cuatro trabajadores. Culpó de su situación a Pedro Monfort, que preside la asociación de Castelló Sense Soroll, que ha llevado a los tribunales la ordenanza municipal que permite beber en las calles de las tascas. Se da, además, la circunstancia de que es el propietario del local que ocupaba El Mejillón.

El propietario de El Mejillón también responsabilizó al aparcamiento de la calle Vera «porque no puede vender sus 172 plazas». El exvicealcalde de la ciudad, Enric Nomdedéu, apuntó en su momento que el origen del conflicto judicial estriba en la construcción de este parking y recordó que la arquitecta fue la exmujer de Alberto Fabra cuando era concejal de Urbanismo.

Desde El Mejillón añadieron que no se podrá establecer otra tasca en el espacio que abandona porque la declaración de Zona Acústicamente Saturada impide la concesión de nuevas licencias de aperturas.

Tras el cierre de El Mejillón, las tascas se limitan a la calle Barracas. En la misma permanecen seis bares y cada fin de semana sigue siendo uno de los puntos neurálgicos del centro de la ciudad.

Otras tascas lamentaron la persecución judicial de Sense Soroll y anunciaron que de cara a septiembre-octubre prevén presentar en las Corts una recogida de 10.000 firmas para que tramite una modificación de la ley de drogodependencia de la Comunitat, que regula horarios y condiciones del sector hostelero. Considera que es más restrictiva que la normativa estatal. Cabe recordar que el Tribunal Supremo tiene pendiente resolver un recurso de Sense Soroll que cuestiona la excepcionalidad de las tascas.