Perdió en su momento el largo anhelo de disponer de un campo propio, pero halló la ayuda institucional necesaria para cambiar el viejo Castalia por el nuevo. El 17 de junio de 1987, el Castellón inauguró el Nou Estadi Castàlia. El coliseo municipal ha sido escenario de las alegrías y las penas de la afición castellonense, que en estas tres décadas ha visto cómo su equipo tocaba el cielo y bajaba al infierno. Del Castellón de Primera (1989-91) se pasó al que pelea en Tercera, previo paso por Segunda y Segunda División B, en el punto más bajo de su historia, y en corajuda pelea por la supervivencia.

A la construcción del campo municipal ayudaron económicamente tanto Ayuntamiento como Generalitat y Diputación. El proyecto, que firmó el arquitecto Joaquín Tirado, cambió la orientación del viejo estadio y obligó al Castellón a una campaña de exilio en el Javier Marquina del Grau.

Sigue teniendo el Nou Castàlia un aspecto de bañera italiana. Los días grandes hierve como pocos, en parte por la cercanía de la grada con el césped. Siempre se ha asumido la semejanza con el Mini Estadi del Barcelona y el estadio de Cartagena, pero lo cierto es el campo también guarda un parecido llamativo con el Ciro Vigorito de Benevento. El Nou Castàlia tuvo un presupuesto inicial de 360 millones de pesetas, aunque al final los gastos sobrepasaron los 500 (unos tres millones de euros).

El Atlético, en la inauguración

El Nou Castàlia, con una capacidad de alrededor de 15.000 espectadores, acogió al Atlético de Madrid como rival en el partido de la presentación. La elección conllevaba un guiño con el pasado, ya que fue el Atlético de Aviación quien inaugurase el viejo Castalia. El presidente Domingo Tárrega hizo coincidir las elecciones con el día de la inauguración, un hecho que se interpretó decisivo para que derrotara al otro candidato, Isidoro Gasque, que llegaba respaldado por el apoyo del importante sector cerámico. En el Libro de Platino, José María Arquimbau cuenta una anécdota de aquel día. Uno de los 1.142 socios que votaron se equivocó y depositó en la urna el sobre con la entrada del partido, y hubo de esperar al recuento para poder entrar al estadio.

Cuando entró, vio al Castellón perder ante el Atlético (1-2). El primer gol en el Nou Castalia lo anotó el yugoslavo Zlatan. Fue una jornada de fiesta en un campo repleto: en el círculo central se plantó un escudo de la ciudad formado por flores, hubo danzas folclóricas y los niños del fútbol base rodearon el terreno de juego para lustrar uno de los grandes momentos de la noche, la salida del brillante equipo de Primera de los años 40, que inauguró en su día el anterior estadio. El presidente en funciones del club, Vicente Rovira, impuso la insignia de oro y brillantes al alcalde Antonio Tirado, en un acto presentado por el recordado locutor Chencho.

Castalia ha seguido siendo la casa de los castellonenses durante tres décadas. Allí festejó el ascenso a Primera de 1989, contra el Castilla, la semana siguiente al logro en Burgos. También hubo penas. Descensos consumados y promociones perdidas. Un concierto de Julio Iglesias, incluso.

Con el ascenso a 2.ª de 2005 se llevó a cabo la última gran reforma. Asimismo, la selección nacional visitó Castalia dos veces. Ahora espera tiempos mejores.