Cada año más y, sobre todo, mejor. La Fira d'Oficis de Benassal siempre tiene memoria en la que rebuscar oficios antiguos, historias perdidas y recuerdos del Benassal antiguo. Este año ha aparecido una sastrería en el rincón donde el año pasado se representaba la matanza, se siguen haciendo helados artesanales y buñuelos, el carpintero sigue enseñando su quehacer antiguo, los «guixasos» siguen siendo el alimento calórico que se cocina de manera artesanal.

Cada rincón de Benassal es un viaje a una profesión del pasado. La Fira d'Oficis ilusiona a los vecinos y ha hecho que Benassal sea punto de destino en un fin de semana de julio. Ayer, como el sol escaseaba, algunos cambiaron playa por interior. Y bien que se lo agradecieron en Benassal. Los restaurantes se han llenado durante el fin de semana y el pueblo ha registrado una inusitada actividad. La foto final, con más de 200 vecinos implicados en la Fira d'Oficis fue la muestra de un fin de semana en el que Benassal se ha volcado con los oficios antiguos. La alcaldesa de Benassal, Mari Luz Monterde ha agradecido la participación de todos los voluntarios y ya les ha emplazado a la quinta edición, en 2018.

Ayer las calles de Benassal se llenaron de visitantes llegados de los pueblos vecinos y también desde la costa. A todos les picó la curiosidad de ver el esquilador de ovejas, la elaboración artesanal de vino, cómo se pintaban paredes con cal o cómo el lavadero recuperaba la actividad. Uno de los momentos de la Fira fue, si duda, la llegada de La Viajera el pasado sábado, en recuerdo del primer autobús que unió la estación de Alcalà de Xivert con el balneario de Benassal. Muestra de un pasado glorioso que Benassal no olvida y que quiere utilizar como base para su futuro.