Son meses, años y lustros de entrenamiento movidos por el deseo de vivir, alguna vez, noches como la de hoy. A Pablo Torrijos le aguarda en Londres, a partir de las 21.20 horas, un desafío tan gigantesco como placentero. Tras conseguir el lunes lo que no había conseguido jamás, el pase a la final de una competición de rango mundia al aire libre, el saltador castellonense busca lo imposible en el campeonato del mundo. Las medallas están prohibidas según los números de los participantes, pero soñar está permitido. Se lo ha ganado Torrijos.

Pablo Torrijos (Castelló, mayo de 1992) es el alumno aventajado de la factoría de Penyeta Roja. En unos años, el entrenador Claudio Veneziano maceró el centro de formación castellonense un grupo formidable de trabajo. Torrijos creció hasta batir el récord de España que ostentaba Raúl Chapado desde 1998, y colgarse la plata europea bajo techo (17.04 m) movido por la competitividad diaria. Junto a él entrenaban Emilio Bellido, Vicente Docavo y Jorge Gimeno. Los mejores saltadores del país eran los de Playas de Castellón.

Torrijos, que cambió de aires para escapar de la zona de confort, ha vuelto este año al nivel que le dio la plata continental en 2015. En Castelló, en junio, rozó los 17 metros al aire libre (se quedó en 16.96 en Gaetà Huguet). En la calificación de Londres consiguió lo que tanto anhelaba, el pase a la final. Lo hizo gracias a un tercer salto de 16.80, la octava mejor marca de los participantes. En la final no es el triplista castellonense favorito ni mucho menos. El éxito ya es estar ahí. El éxito doble sería la plaza clásica de finalista, entre los ocho primeros.

Los mejores en la calificación del lunes fueron los estadounidenses Chris Bernard y Christian Taylor, seguidos de cerca por el cubano Cristian Nápoles. El nivel es altísimo: todos los finalistas excepto Torrijos han pasado de 17 metros este año: Nelson Evora, Andy Díaz, Will Claye, Alexis Copello... Torrijos va sin presión, en busca de su gran salto.

Resfriado

El saltador castellonense, que se quedó muy lejos de alcanzar la final en el Mundial de Pekín de hace dos años, también fue eliminado el pasado verano en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Allí logró una discreta marca de 16,11. Por eso esta final de Londres supone, como él mismo declaró días atrás, «un paso al frente» en su carrera. Torrijos acusó en la fase de clasificación un ligero resfriado que mermó sus condiciones físicas, pese a su buena marca final. El atleta espera estar totalmente recuperado esta noche, en la gran cita. La provincia de Castelló estará pendiente.