La crisis bancaria se ha cebado especialmente con los pueblos del interior. En Portell, La Mata, Olocau del Rey, Sorita, Castellfort o Ares desaparecieron las oficinas bancarias. La pérdida de estas oficinas que, no obstante, ya sólo abrían en determinados días, ha supuesto un quebradero de cabeza para los mayores. Son sus hijos, familiares o incluso vecinos los que acuden hasta Morella, Vilafranca o Forcall para realizar las gestiones más comunes.

«Cobrar la pensión, sacar dinero, hacer un ingreso o una transferencia son un quebradero de cabeza»,comenta un vecino de Castellfort.

En algunos casos las oficinas han sido sustituidas por agentes bancarios que con un ordenador portátil solucionan muchos de los problemas. Incluso se da el caso que agentes bancarios procedentes de la provincia de Teruel se acercan a pueblos de Castelló.

Movilizarse por un banco

En Rosildos, una pedanía de La Serra d'En Galceran, cerró la oficina y los vecinos se pusieron en marcha recogiendo firmas e instando al ayuntamiento para que les ayudase a encontrar una oficina bancaria. Y finalmente la encontraron; en el local donde estaba la antigua caja rural ahora hay otra entidad bancaria. Atiende dos días a la semana, pero menos es nada y al menos «ya no tenemos que hacer kilómetros para ir al banco hasta La Serra o Els Ibarsos», comenta un vecino.

La banca electrónica no ha suplido la carencia de oficinas, sobre todo para los más mayores. Sorita, Olocau o Portell tienen el banco a 20 kilómetros.

En el Alto Palancia, Bankia cerró en 2013 sus oficinas en varios municipios de la comarca, dejando, en algunos casos, sin servicio de ventanilla a más de un millar de vecinos, en localidades como Barracas, El Toro, Bejís, Torás, Teresa, Caudiel, Navajas, Castellnovo, Azuébar, Geldo y Sot de Ferrer.

Malestar ciudadano

Aunque en algunas poblaciones los vecinos disponían de servicio de otras entidades, como sería el caso de Caudiel o Castellnovo, en otros casos, las clausuras dejaron sin ningún tipo de servicio bancario al ser Bankia la única que atendía en estas pequeñas localidades de interior. Este es el caso de pueblos como Torás o Teresa se vieron en esta situación, lo que en su día generó gran malestar entre una población con una edad media muy elevada y sin posibilidad para desplazarse localidades cercanas como Viver, Jérica o Segorbe que «absorbieron» a los clientes de las sucursales cerradas.

Según explicó el alcalde de Teresa, Ernesto Pérez, «desde el cierre de oficina contamos con un autobús que sube unas tres veces al mes al pueblo, para que los vecinos puedan arreglar los papeles». «Un escaso servicio que evidentemente, nos gustaría que se ampliase y la frecuencia fuera mayor», afirmó. Y es que, sobre todo en verano cuando el número de habitantes en Teresa aumenta considerablemente, «resulta bastante fastidioso tener que bajar a otros pueblos a sacar dinero, porque ni siquiera contamos con servicio de cajero», remarcó.

Pérez apuntó que «aun así los vecinos han acabado aceptando la situación y muchos bajan con familiares o conocidos a hacer las gestiones a las oficinas más cercanas»