El dueño de la parcela en la que mantenía a sus dos queridos perros no esperaba tener que enfrentarse a la macabra situación que se produjo la tarde del miércoles. Cuando se dirigía a su finca, ubicada en la partida Sanadorlí, alrededor de las cinco de la tarde, para dar de comer a dos de sus canes, dejo abierta la puerta de la finca, de 1000 metros y que dispone de un a vallado que acota todo su perímetro, además de una caseta y una balsa de riego.

El propietario dejó que ambos perros saliesen como cada vez que les llevaba comida. Tras la salido de los perros para corretear por las inmediaciones de la finca escuchó diferentes disparos de escopeta, detonaciones que también fueron oidas por otro de los vecinas de su finca. Sin apercibirseen un principio del terrible destino de ambos animales, el propietario de la finca, natural de Benicarló, comprobó que los animales no regresaban.

Tras decidir salir en su búsqueda, se encontró con la macabra escena de sus dos perros muertos de varios disparos, muertos en uno de los arcenes de la carretera de acceso. Al acercarse comprobó que efectivamente uno de ellos estaba ya muerto, mientras el otro estaba agonizando y murió a los pocos minutos. Los perros no eran de raza peligrosa ni nadie con anterioridad había advertido al propietario de la finca de que resultaban molestos.

Así, el jueves por la mañana interponía una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil. Los animales permanecieron durante horas en el lugar en el que fueron abatidos, esperando que se personase en el lugar de los hechos el Seprona, dado que hay denuncia para esclarecer los hechos.