Han bastado tres jornadas de la presente temporada, la 2017-18, para que el estadio Castalia haya congregado más público en sus gradas que durante los veinte jornadas de la temporada pasada (sin contar los dos partidos de la fase de ascenso que el Castellón disputó como local). Es normal con tanto abonado que se vean entradas como la del domingo pasado con motivo de la visita del Villarreal C, cercana a los once mil espectadores, pero el ambiente que se dio ponía la carne de gallina a más de uno.
Y es que si se suman los aficionados que han acudido al feudo albinegro ante el Buñol, Almazora y Villarreal C se obtiene una cifra de 26.500 seguidores en las gradas del feudo de la Avenida Benicàssim, cuando en las veinte jornadas de la campaña 2016-17 se dieron cita un total de 26.000 aficionados con varias entradas en las que no se llegaba a los mil aficionados en cada partido.
Esa fue el modo en que la afición del Castellón demostraba jornada a jornada su malestar con la gestión que venía realizando David Cruz al frente de la entidad castellonense y el trato que los aficionados recibían por parte del máximo dirigente albinegro.
Pero ahora todo ha cambiado. La afición respondió en verano con la atractiva campaña de abonos puesta en marcha por la nueva directiva y que cautivó a cerca de diez mil albinegros. Por este motivo, y en caso de seguir ganando partidos, la media estará esta temporada en curso de entre 9.000 a 10.000, o incluso alguno más, cada jornada que el conjunto de la capital de la Plana afronte un nuevo envite como local.
Con todo ello, el pasado fin de semana en Castalia hubo más espectadores incluso que en dos partidos disputados en Primera División: Getafe-Villarreal (10.874) y Eibar-Celta (5.345). Y más seguidores que en cinco de Segunda División A: Rayo-Cultural y Leonesa (9.795), Almería-Sevilla Atlético (7.306), Albacete-Oviedo (7.019), Huesca-Valladolid (3.700) y el Reus-Osasuna (3.572).
Sin lugar a dudas, la afición del Castellón está demostrando en cada partido que es una afición de récord.
