La situación de los niños con diabetes de tipo 1 adscritos al Hospital General de Castelló no mejora. Según ha podido saber Levante de Castelló, la falta de un pediatra endocrino está impidiendo que estos pacientes tengan acceso a la implantación de bombas y sensores que facilitan el suministro y control de la insulina. El problema principal es que estos dispositivos se tienen que colocar de manera precisa y, como no hay especialistas, no se puede hacer, tal como detallan las mismas fuentes. Además, requieren un pediatra endocrino las 24 horas 365 días al año localizable y disponible por si hubiera alguna complicación o urgencia.

Cosa diferente pasa en el Hospital de la Plana donde se cuenta con una pediatra especialista y una educadora endocrina (además, del equipo endocrino), por lo que los usuarios del General exigen las mismas condiciones en el que es el hospital de referencia de la provincia. La Plana tiene alrededor de 70 pacientes pediátricos de los seis tiene bomba y, dos de ello, con sensores.

La falta de un pediatra endocrino se arrastra desde hace diez años, aproximadamente, cuando se jubiló el especialista. Desde entonces, el centro hospitalario de Castelló no ha contado con esta especialidad porque la bolsa de trabajo de pediatría no las contempla. Es decir, la pediatría en sí ya se tiene como una especialidad, y no tiene subcategorías. Fuentes consultadas por este periódico detallan que, actualmente, el Hospital General solo cuenta con un equipo endocrino que atiende tanto a niños como adultos, «pese a que la atención a menores requiere de especificaciones propias de la edad y son, precisamente los niños, los que más casos de diabetes de tipo 1 registran». Cabe señalar que la diabetes de tipo 1 es la más complicada de gestionar ya que el control se hace sobre todos los alimentos que se ingestan y no solo en aquellos que contienen azúcar. Además, para establecer la cantidad de insulina también se tiene que tener en cuenta el tipo de actividad que va a realizar el menor durante el día.

La bomba de insulina facilita esta tarea ya que consta de un pequeño dispositivo (del tamaño de un teléfono móvil) que administra insulina de forma continuada las 24 horas del día. Consta de dos partes: el infusor de insulina (una microcomputadora que se programa previamente para infundir insulina ) y el catéter de conexión (un fino tubo de plástico que conecta la bomba con el tejido subcutáneo, debajo de la piel).

Además, como no se dotan de bombas, tampoco cabe la posibilidad de que se faciliten los sensores. Los sensores son otro dispositivo que permiten medir la glucosa de forma continua, dando lecturas cada 5 minutos. Se componen de un filamento que se inserta debajo de la piel y un transmisor que envía la señal a un dispositivo receptor (monitor) para informar de la lectura. Este sistema es especialmente importante para detectar las hipoglucemias nocturnas ya que avisan mediante una alarma, incluso en los casos asintomáticos.

Por todo ello, las madres y los padres de niños con diabetes adscritos al Hospital General de Castelló exigen que el centro sanitario cuente con un pediatra endocrino para que los niños puedan disponer de la última tecnología en materia de control y suministro de la insulina.