Un hombre acusado de asesinar a una mujer y de herir de gravedad al marido de ésta durante el asalto al domicilio de la víctimas en Vila-real negó ayer ante el tribunal, la sección 1ª de la Audiencia de Castelló, su participación en los hechos. El procesado, de nacionalidad rumana, insistió en que el día del asalto a la vivienda, la noche del 18 de mayo 2011, se encontraba en su país de origen. No obstante, la fiscal no dio credibilidad a la coartada del procesado y, al término de la vista oral, mantuvo su petición de 33 años de cárcel por los delitos de asesinato consumado, asesinato en grado de tentativa y robo con violencia.

En el asalto al domicilio de la pareja de ancianos, un segundo piso del número 25 de la calle la Salud de Vila-real, participó otro segundo individuo, que seis años más tarde todavía no ha sido identificado y, por ende, detenido.

Según el relato de los hechos de la representante del ministerio público, el procesado, junto con el individuo no identificado, llegaron a la casa de los ancianos, entre las 21.30 horas y 23 horas del día de autos, para robarles. Nada más acceder a la vivienda, golpearon con un objeto contundente al hombre y a la mujer. Además de otras lesiones, las víctimas sufrieron traumatismo craneoencefálico grave. La mujer falleció tras tres meses en coma. Mientras, el marido ha logrado sobrevivir a la brutal agresión aunque sufre «un deterioro cognitivo generalizado que determina la necesidad de ayuda y supervisión de un tercera persona de forma indefinida e irreversible», precisa la fiscal en su escrito. La acusación pública sostiene que los ladrones sustrajeron de la vivienda joyas tasadas en 3.647 euros.

El procesado, tanto el inicio como al final de la vista oral, se desmarcó del robo y agresión a los ancianos alegando que se había marchado de España a su tierra natal en diciembre de 2010 y que en mayo de 2011 todavía permanecía en Rumanía.

Si embargo, la Fiscal subrayó que esa declaración del procesado ante el tribunal contradice su versión al arrestado. En ese momento, sí reconoció que había estado en la vivienda de los ancianos. El procesado achacó la contradicción al estado de nerviosismo en el que se hallaba y que se pudo confundir con otro robo de maquinaria que había cometido.

La fiscal también sostiene su acusación en el testimonio de una vecina del edificio donde se produjeron los hechos. Esta mujer, que ayer declaró ante el tribunal, aseguró que oyó ruidos, golpes y gemidos y salió a la escalera para ver qué estaba pasando. Más adelante, declaró que por las escaleras del inmueble vio bajar a dos hombres, uno con la cara oculta y con una barra de hierro en una mano y el segundo con la cara descubierta.

Esta vecina reconoció en dos ocasiones (en el momento de su detención y en una posterior rueda de reconocimiento) al procesado como el hombre que bajaba por la escalera con la cara descubierta. Sin embargo, ayer la testigo dudó al asegurar si el hombre que se sentaba en el banco de los acusados de la Audiencia y el que vio bajar por la escalera la noche del asalto eran la misma persona.

Los forenses destacaron la gravedad de las lesiones que sufrieron los ancianos, que calificaron como mortales. Aunque no establecieron una relación directa entre la agresión a la anciana y su fallecimiento, tres meses después.

Los agentes de la policía (Local y Nacional) que acudieron a la vivienda tras el asalto coincidieron en señalar que encontraron al hombre ensangrentado y a la mujer tumbada en el salón de la vivienda y con un charco de sangre rodeándole la cabeza. Estos testigos señalaron que no observaron el vivienda signos evidentes de que se hubiera producido un robo, como por ejemplo cajones revueltos.

Por su parte, la defensa del procesado solicitó su libre absolución ya que, a su juicio, no había quedado probado el móvil del robo ni tampoco su presencia en el lugar de los hechos y, además, que el fallecimiento de la mujer se debió a patologías anteriores a la agresión.