Hoy proponemos un recorrido por cuatro pueblos de l'Alt Maestrat que, durante estos días, están unidos por Sabors de l'Alt Maestrat. Catí y Benassal más abajo y en lo alto, en los castillos, Ares y Culla.

Arrancando el recorrido por Catí saltan a la vista sus edificios palaciegos, con especial atención a la lonja medieval. Catí cobró fama y esplendor con el comercio de la lana. Desde Italia venían los nobles a por la lana del Maestrat para tejer y comerciar. En Catí casi obligado es atravesar uno de los pocos túneles de las carreteras de Castelló. El de l'Avellà nos permite acceder a la ermita de l'Avellà, que llegó a convertirse en balneario. No podemos marcharnos de Catí sin probar sus turrones artesanos o sus reconocidos quesos.

En dirección hacia Vilar de Canes atravesamos el Pla de Catí, donde llegan las últimas estribaciones de las muelas del Maestrazgo. Punto de unión de los términos de Morella, Ares y el propio pueblo de Catí. Frontera virtual entre els Ports y l´Alt Maestrat. A ambos lados de la carretera crecen, cada vez con más profusión, las encinas micorrizadas con trufa.

Ascendiendo suavemente cuando tomamos la carretera de Benassal comenzamos a toparnos con unos árboles que parecen haberse quedado enanos. Son los avellanos que llegaron a Benassal en los sesenta y que han convertido al pueblo en centro de la avellana. Las jornadas gastronómicas de l'Alt Maestrat se complementan en Benassal con el mes de la avellana. El fruto seco ha dado vida al pueblo. El núcleo urbano de Benassal fue trágicamente transformado tras las bombas de la aviación alemana. Hoy se conservan las torres de la antigua muralla y el antiguo castillo de la Mola donde se ubica la oficina de turismo.

En el edificio se rinde especial homenaje a Carles Salvador. El maestro, pedagogo y literato protagoniza una ruta que permite descubrir los secretos del pueblo. En el callejeo no olvidar el palacio de los Sánchez Cotanda como paso previo a «subir» hacia la Font d´En Segures. Sus aguas, el Agua de Benassal, ya era famosa en el siglo XVIII como fuente de salud para los que padecían enfermedades del riñón. Desde principios del XX la Font d'En Segures fue punto de destino de los agüistas. Hoy el agua sigue manteniendo sus propiedades y dando vida al bosque del Rivet.

Desde Benassal tenemos dos opciones de ruta hacia dos castillos: el de Ares del Maestrat y el de Culla. Si optamos por Ares tenemos varios atractivos por el camino. Al llegar a la masía de la Montalbana, y siempre con reserva previa, visita recomendable son las pinturas rupestres de la Cova Remígia, uno de los mejores ejemplos del Arte Rupestre Levantino declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. La parada requiere subir hasta la cueva y nos llevará media jornada. Otra media jornada, o entera, la podemos dedicar al barranco de los molinos harineros. Cinco molinos situados en un barranco por el que se accede desde la carretera Cv-15. Este Bien de Interés Cultural nos presenta un museo sobre los molinos, cinco molinos con sus balsas restauradas y un camino que nos permite ver la silueta de Ares allá en lo alto. Especial parada merece el Molí de Sol de la Costa donde se encuentran la balsa, el acueducto, las piedras y la maquinaria que molía el grano.

Llegados a Ares visita a la lonja medieval, recorrido por el antiguo recinto amurallado, exploración del museo de la Cueva, que atraviesa la mole rocosa; paseo-ruta hacia la antigua nevera de la Font dels Regatxols... son sólo algunas de las opciones. En el término de Ares, para los amantes de las vistas y el paisaje la Mola es una atalaya para otear el horizonte. Otra experiencia es adentrarse en el barranc dels Horts, un robledal centenario y único.

Si desde Benassal optamos hacia Culla atravesar el bosque del Rivet es una oportunidad de recordar a tiempo real cómo es el bosque mediterráneo. En Culla su castillo, objeto de mil batallas, concentra portales, prisiones y rincones únicos. Desde Culla parte la peregrinación hacia Sant Joan de Penyagolosa, un recorrido que discurre por el espectacular y agreste barranco del Río Monlleó.

Término de los contrastes

El término de Culla es el término de los contrastes. Cerca del pueblo los avellanos, pero descendiendo hasta el llano no faltan los almendros y los olivos. Frutos secos, miel, carne de cordero... la gastronomía tradicional cobra el sabor más auténtico. En el vasto territorio que ocupan los terrenos del antiguo castillo de Culla se esconden, y nunca mejor dicho, las antiguas minas de hierro.

Compartidas con la Torre d´En Besora, las galerías del Parc Miner del Maestrat nos trasladan a la única mina subterránea visitable de la Comunitat Valenciana. Caminar por las cavidades abiertas con dinamita y mazo nos trasladan a una época no tan remota, la de mediados del siglo XX, en la que desde el Maestrat se enviaba hierro a los Altos Hornos de Sagunto. Culla también nos permite descubrir el cielo a través del Astropunt.

Y en todo el Maestrat pueblos tranquilos, masías de turismo rural donde reina el silencio, muros y abancalamientos de piedra seca, muelas y valles, encinas y robledales... y unos menús que saciarán los paladares amantes de la cocina más arraigada.